El nuevo custodio de Tierra Santa se estrena visitando Damasco después del atentado
Francesco Ielpo participó el 10 de julio en la primera celebración de los santos mártires franciscanos de la capital siria tras su canonización en octubre pasado
Francesco Ielpo, el nuevo custodio de Tierra Santa, ha querido iniciar su misión visitando Damasco cuando la capital siria todavía llora a los 25 cristianos asesinados el 22 de junio en la iglesia ortodoxa de Mar Elias. Con su presencia abrió su primer viaje, del 9 al 13 de julio, que también lo ha llevado a otras ciudades de Siria y al Líbano.
El acento de su estancia en Damasco lo marcó la celebración litúrgica, el 10 de julio, de los santos mártires franciscanos de la ciudad. Era una ocasión especial, ya que se los conmemoraba por primera vez tras su canonización, el 20 de octubre pasado. Se trata de siete frailes españoles, uno austriaco y tres laicos locales, asesinados en 1860.

La Eucaristía tuvo lugar en la parroquia de la Conversión de San Pablo – Bab Touma, donde ocurrió su asesinato y se conservan sus reliquias. La presidió Hanna Jallouf, vicario apostólico para los latinos de Siria. Durante la Misa, Ielpo «expresó su deseo de comenzar su ministerio aquí en Damasco, siguiendo las huellas de san Pablo y también confiando su misión a los santos mártires», relata el francisco Firas Lufti, guardián de este templo.
Por otro lado, en un discurso final, el custodio «manifestó su profunda emoción ante tan cálida acogida. Dijo que estaba aquí para fortalecer a sus hermanos frailes en su servicio al pueblo de Dios en este momento difícil para la región». Por último, se encomendó a las oraciones de todos por los frutos de su labor «en el espíritu de san Francisco, el mensajero de la paz, la bondad y el amor a los pobres».

En la celebración participaron «un amplio número de obispos, sacerdotes, consagrados, parroquianos y representantes de varias actividades del convento». Además de conmemorar a los nuevos santos, se rezó por las familias de los asesinados el 22 de junio, por «una rápida recuperación de los heridos» y por el «consuelo y paciencia a todo el pueblo de Siria».
Al día siguiente, Ielpo se trasladó hasta Mar Elias. Allí pudo rezar, arrodillado, ante un pequeño monumento erigido para rezar por los fallecidos, en el que la cera de muchas velas consumidas se mezclaba con dibujos de palomas de la paz. También abrazó a personas de la comunidad afectadas por la tragedia. Por otro lado, se reunió con Romanos Hannat, vicario del Patriarcado grecoortodoxo de Antioquía y Todo el Oriente.