Los jóvenes ya no se casan: «Solo uno de cada tres piensa en formar una familia»
El último barómetro de The Family Watch presenta un panorama en el que la juventud prioriza viajar y ascender en sus trabajos frente al matrimonio. La solución, según los expertos, pasa por «mostrar la belleza» de este sacramento
Es miércoles. 18:00 horas. Enrique abre el maletín de póquer con el que se dispone a echar una partida con otros cinco amigos. Todos superan los 40 años. Ninguno está casado. Tampoco tienen hijos. Se entregan al juego acompañados por una botella de whisky. Glenfiddich doce años. El precio de la botella ronda los 40 euros. Nada que Enrique, que tienen una buena posición laboral, no se pueda permitir.
La escena —real, aunque se ha cambiado el nombre del protagonista para preservar su intimidad— se produjo ocho horas después de que la fundación The Family Watch presentara su último barómetro sobre la familia el pasado 8 de enero. En él se habla de una tendencia entre los jóvenes a priorizar los viajes, su vida profesional o ampliar sus estudios antes que formar una familia. La vida de Enrique, que ha puesto el ocio y el trabajo por delante de otras consideraciones vitales, es paradigmática de este panorama que se describe en el estudio y que aboca a la familia, como institución, a un futuro negro. «Solo uno de cada tres encuestados piensa en formar una familia en los próximos cinco años», asegura María José Olesti, directora general de The Family Watch. «España es el segundo país con peor tasa de fecundidad» de la Unión Europea (UE). «Para 2050 se prevé que estemos al mismo nivel que Japón en número de nacimientos», lamenta.
63,5 % de los jóvenes prioriza viajar antes que formar una familia.
14 años lleva la fundación The Family Watch publicando el barómetro.
1.000 hogares han participado en el barómetro sobre la familia.
59,3 % de encuestados dice haber puesto su trabajo por encima de formar una familia.
80 % de participantes cree que ahora las familias tienen más obstáculos que antes.
Para la responsable de la entidad, los datos publicados demuestran que «está invertida la escala de valores» con respecto a las generaciones anteriores. «Se da preeminencia al yo por encima del nosotros», asevera Olesti, quien también advierte de factores exógenos al individuo dentro de este paso atrás de la sociedad con respecto a la familia. Según el barómetro, «las familias españolas creen que la situación económica es “regular”», para el 45,6 % de los encuestados, «o “mala”», según el 41,2 % de los participantes. Otro obstáculo es «el coste de la vivienda», que «impide que los jóvenes se puedan independizar con el objetivo de formar una familia». Según Eurostat, la oficina estadística de la UE, la subida del precio de la vivienda en España durante el tercer trimestre de 2024 fue del 8,3 % respecto al mismo periodo de 2023.
Lejos de lo que pueda parecer, la devaluación de la institución también es una realidad que afecta a los católicos. «¿Cuál es la vocación más en crisis en la Iglesia española? La del matrimonio», se preguntaba y respondía recientemente el presidente de la conferencia episcopal, Luis Argüello, durante la presentación del Congreso de Vocaciones que la CEE celebrará en febrero. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2023 se registraron 172.430 matrimonios en España, un 3,7 % menos que en 2022. De ellos, el 82,3 % fueron civiles y solo el 17,8 % religiosos. Estos últimos se redujeron un 11,9 % en el último año.
El director del Secretariado de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE, Miguel Garrigós, se muestra «preocupado» ante el descenso del número de matrimonios y por el hecho de que «en el horizonte de los jóvenes no se encuentre el propósito de formar una familia». No obstante, llama a desechar el «espíritu de queja» y a centrarse «en el reto de mostrar la belleza del matrimonio y de la familia». Un ámbito, explica Garrigós, donde la Iglesia está focalizada desde hace años. En este sentido, el sacerdote destaca el próximo Congreso de Vocaciones, en donde la llamada al matrimonio tendrá un peso específico —en igualdad de condiciones respecto a otras tradicionalmente priorizadas por la Iglesia— y la Semana del Matrimonio, iniciativa que se celebra en torno a la fiesta de san Valentín y que ha pasado de ser una campaña puntual a convertirse en anual. «El objetivo es, precisamente, mostrar la belleza del matrimonio y tratar de quitar los prejuicios de los jóvenes para ayudarlos a descubrir la familia como un camino hermoso que merece la pena recorrer», concluye el director.
En su reflexión sobre cómo revertir esta situación, Olesti coincide con Garrigós. La responsable de The Family Watch también cree necesaria «una valoración social de la familia desde distintos ámbitos» para trasladar a los jóvenes el mensaje de que formar una «no coarta su libertad y es compatible con un desarrollo en el sector laboral». Asimismo, pide «situarla en el centro de la agenda política» y atajar la hipersexualización a la que se ven sometidos, en gran medida a través de las redes sociales; un asunto que se aborda en el informe y que puede contribuir a considerar a la otra persona como un objeto de usar y tirar más que como alguien con quien comprometerse de por vida.