«Los diáconos permanentes son expresión de una Iglesia servidora»
Hace falta que estos ministros integren el servicio al altar y a la caridad, subraya el obispo auxiliar de Madrid Vicente Martín, que les habló en su encuentro nacional
Ángel Zambrana siempre había estado muy implicado en el servicio a los demás en Barcelona. Ha sido voluntario en muchas entidades y trabaja en una dedicada a la salud mental. Poco a poco, surgió la idea de hacerse diácono permanente. «Se hace casi lo mismo. Pero de esta forma yo me ofrezco a la Iglesia como un servicio» y también lo que hace por los demás lo hace en nombre de ella y como un ministerio. «Si somos todos hermanos, tenemos que dar un plus». Desde que se ordenó en 2018 ha trabajado con mayores, en Proyecto Hombre y en una casa para mujeres. «Creo que estamos para esto», afirma. Ahora, como director del Secretariado Pastoral por los Marginados de la archidiócesis, es interlocutor con organizaciones sociales de ideario católico.
Su caso no es frecuente entre los diáconos permanentes. Una reciente encuesta realizada por el gaditano Manuel López entre los 583 que hay en España reveló —además de que el 91 % están casados, más de la mitad activos laboralmente y Sevilla es la diócesis con más, 54— que sus tareas principales son la pastoral o el consejo parroquial (164 y 123), la atención a enfermos (101) y la catequesis (95). 75 se dedican a Cáritas y solo 20 a realidades de exclusión y nueve a los migrantes. López reconoce que las cifras no reflejan muy bien que este ministerio nació para la caridad; si bien otras labores «también son servicio». «La tarea del diaconado permanente es el servicio al altar, a la Palabra y a la pobreza», explica a Alfa y Omega Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid y miembro de la Comisión para la Pastoral Social y Promoción Humana de la CEE. Este servicio es «consecuencia» del primero. «Queremos que vivan todas esas dimensiones integradas, sin fragmentación». En el Encuentro Nacional del Diaconado Permanente celebrado en Ávila del 5 al 8 de diciembre, Martín desarrolló el lema, Diácono permanente: acompaña y sirve a los migrantes, al hilo de la exhortación Comunidades acogedoras y misioneras.
Aunque la llamada a serlo es para todos, subraya que los diáconos «han recibido la consagración en orden al servicio y son expresión de una Iglesia servidora». Asegura que «la mayor parte lo tiene muy presente; otra cosa es que tengan una especial encomienda por parte de la Iglesia en un ámbito tan específico», algo menos frecuente. Por otro lado, recuerda que al priorizar la pastoral «con» migrantes —no solo «para» ellos— el escenario natural es la parroquia, por lo que no hace falta esa dedicación específica. Incluso aunque sus tareas sean más generales, «pueden ser dinamizadores de la diaconía de nuestras comunidades», que se están viendo enriquecidas por la migración. «Es un signo de los tiempos» en el que «también nos jugamos mucho como Iglesia», concluye.