Transparencia al servicio de la misión - Alfa y Omega

Sostenibilidad, transparencia o buen gobierno son palabras de moda en la gestión empresarial y de las organizaciones, también entre aquellas sin ánimo de lucro. Lo vemos a menudo en el relato de grandes compañías y de ONG que buscan posicionarse con mejores índices de confianza, conscientes de que sin una sólida reputación resulta complejo crecer en el mercado.

La Iglesia no es una empresa y, por tanto, sus lógicas son diferentes. Pero sí puede implementar buenas prácticas de otros ámbitos profesionales para mostrar el rostro de Dios de manera transparente y creíble. De hecho, la transparencia es el principio más mencionado en la reforma económica que está impulsando el Papa Francisco en la Santa Sede.

Más allá de normativas o de lo que exija la sociedad, la Iglesia quiere —por convicción— ser cada vez más transparente y rendir cuentas porque gestiona un patrimonio alimentado en gran medida por donaciones de fieles y personas que valoran su labor. Una buena gobernanza es signo de responsabilidad y compromiso con la verdad.

La archidiócesis de Madrid —en línea con la Conferencia Episcopal Española— continúa avanzando en la modernización de la administración y en la puesta en marcha de procesos en los que cada uno asume su propia responsabilidad. Las auditorías, los códigos de buen gobierno, el control presupuestario, la incorporación de la tecnología a la gestión, los criterios de austeridad y contención del gasto, los sistemas de cumplimiento normativo o la mayor participación de los laicos a través de los consejos parroquiales y diocesanos son realidades cada vez más presentes en la Iglesia que camina en Madrid.

El cardenal Cobo, en un encuentro con la Curia del Arzobispado, recordaba hace unos meses la necesidad de «una organización eficaz, resolutiva, bien trabada y eficiente que nos ayude a cumplir la misión encomendada desde las claves de la doctrina social de la Iglesia». La economía es un medio para cumplir la misión, nunca un fin en sí mismo. El camino emprendido desde hace años abraza esa cultura de la transparencia. Un servicio desde los valores del Reino que transmite confianza y asegura que la Buena Noticia del Evangelio llegue a toda la sociedad.