Manos Unidas da voz a los guaraníes represaliados en Brasil
Tras su paso por el Consejo de Derechos Humanos que organiza la ONU en Ginebra, han denunciado que «los territorios indígenas están bañados de sangre»
«Estamos aquí con un grito de socorro para que los crímenes contra los pueblos indígenas no queden impunes», ha reivindicado Simão Mendes, líder del pueblo guaraní kaiowá, durante la mañana de este jueves en una rueda de prensa organizada por Manos Unidas para visibilizar los atropellos que su pueblo sufre en Brasil. Tras participar en el Consejo de Derechos Humanos que Naciones Unidas organiza en Ginebra, él y sus compañeros han pasado por Madrid para denunciar la invasión de sus territorios por parte de empresas extractivistas.
Mendes, quien alberga aún en su cuerpo la bala que le disparó un grupo armado en 2016, ha asegurado que vive «en nuestro territorio y queremos defenderlo». Aparte de la violencia financiada y enviada por terratenientes vinculados a empresas madereras o eléctricas, ha denunciado la falta de apoyo de los poderes públicos, que «no nos construyen escuelas ni centros de salud». «Nos tienen sin energía y sin alimentación», ha añadido.
Juan de Amunátegui, coordinador de proyectos de América de Manos Unidas, ha homenajeado durante su intervención a un líder guaraní que corrió peor suerte que Mendes. Se ha referido a Marcos Verón, asesinado en 2003. «Días antes de su ejecución, Verón dijo: “Esto que ves aquí es mi vida, mi alma. Si me separas de mi tierra, me quitas la vida”», ha recordado el técnico.
Por su parte, Luis Ventura, misionero laico y secretario nacional del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) de Brasil, ha denunciado los recientes ataques al pueblo ava guaraní preguntándose: «¿Por qué las tierras indígenas no están en manos de las comunidades indígenas?». Ha señalado que el actual orden económico «necesita controlar los territorios para expulsar a sus habitantes».
Muy crítico con la gestión de Jair Bolsonaro, que ha definido como «una noche oscura en Brasil», Ventura ha matizado que, tras el retorno a la presidencia de Lula da Silva, «aún estamos esperando el amanecer para los pueblos indígenas porque los territorios no están siendo demarcados». Le ha dado la razón Matías Benno, misionero del CIMI en Matto Groso do Soul, tras recordar la tramitación de una ley en el Congreso que provocará, «si se aprueba, que estas personas pierdan su tierra y con ella su perspectiva de futuro y la de la naturaleza».
«La justicia no funciona»
Entre los activistas ha estado también Erilsa Braz, lideresa del pueblo pataxó. Ha denunciado que «en Brasil la justicia no funciona porque buena parte de los jueces están relacionados con los latifundistas». «Los poderes económico, político y judicial están en el mismo campo», ha protestado. Como consecuencia, ha dicho compungida, «todos los territorios indígenas están bañados de sangre». Como la de los jóvenes Gustavo y Samuel, asesinados en 2022 y 2023. Finalmente, Vilma Vera, lideresa del pueblo ava guaraní, ha concluido acompañada de su hija pequeña que «entregamos nuestra vida para que la tierra pueda estar asegurada».