Patrona de los cautivos - Alfa y Omega

Nos reunimos de nuevo con nuestro cardenal, José Cobo, en el Centro Penitenciario de Soto del Real para celebrar la festividad de Nuestra Señora de la Merced, patrona de quienes cumplen condena y de quienes estamos cerca de ellos trabajando o como voluntarios. Desde el siglo XIII, mercedarios y trinitarios vienen prestando su ayuda y orientación a «los cautivos».

Muchos internos viven como una fiesta este momento en el que nuestro cardenal entra en la prisión y en sus vidas. Recorre los módulos, comparte charla en las celdas y en el comedor, en la enfermería y la escuela, escucha, acoge, celebra y anima. Le recuerda a la etapa en la que acudía como voluntario hace años.

En este momento nos anima a reflexionar en la figura de María madre, que estaba pendiente de cuando «faltaba vino» y acudía a su Hijo para remediarlo.

¿Somos conscientes de lo que nos falta y de lo que falta a los de nuestro alrededor? ¿Acudimos a Jesús para mejorar nuestras carencias? ¿Cómo podemos ser más sensibles y fraternales? ¿Cómo avanzar en confianza, como María nos muestra?

Ella vio a su Hijo condenado y le vio sufrir pena de cárcel. Ella le vio tropezar cargando con la cruz, con nuestras cruces. Misteriosamente. Le vio morir y acogió su cuerpo y nuestra fe, cuando muy pocos la acompañaron. Ella sigue percibiendo la soledad del preso en su celda, sus reflexiones, angustias y arrepentimiento. Ella conoce el sufrimiento que han generado en las víctimas y en las familias. También en las suyas propias. Ella es sensible al esfuerzo que hacen tras tropiezos y desgarros. Ella, pendiente de todos, acompaña la transformación diaria que se da en las prisiones. Verdaderamente se transforma el agua en vino cada día. Los que acompañamos estos procesos damos fe. ¡Que este tiempo de prisión ayude a esta transformación para afrontar cada jornada y el momento de la libertad! Contamos con la ayuda de agentes judiciales y de muchas personas sensibles en la sociedad que luchan y oran por esta realidad.

A la vez, sabemos que muchos internos también rezan por nosotros. Todos somos necesarios, porque es entre todos como vamos poco a poco transformando la comunidad.

Nuestro cardenal también sale diferente a como ha entrado en Soto. La prisión, llena de luces y cruces, ha entrado en él. Este encuentro de hoy nos impulsa a seguir confiando y construyendo.

RELACIONADO