El pueblo que ofrece ser campanero por un día para salvar su iglesia
En Almendral, provincia de Badajoz, los vecinos han lanzado una campaña de micromecenazgo para restaurar el templo. Entre las recompensas por la donación hay visitas guiadas y poder tocar las campanas manualmente
La bóveda del templo parroquial de San Pedro Apóstol de Almendral, de principios del siglo XVI y considerado como uno de los tesoros del pueblo, se está cayendo. En este municipio de Badajoz de 1.200 habitantes, todos los vecinos están implicados en su remodelación y, a pesar de que cada uno aporta lo que puede, no es suficiente.
«A finales de agosto de 2017 vimos que se estaban cayendo las bóvedas de nuestra iglesia y tuvimos que cerrarla. Entonces, decidimos que había llegado el momento de organizarnos para restaurarla», explican los vecinos. Ayudados por la asociación Hispania Nostra, han lanzado una campaña de micromecenazgo con la que esperan recaudar al menos los 12.000 euros iniciales.
Quini, el cronista oficial del pueblo e impulsor de la iniciativa explica a Alfa y Omega que están realmente emocionados por la respuesta que están recibiendo también de gente de fuera del pueblo. El teléfono no deja de sonar y recalca que, «aunque solo consigamos el objetivo mínimo, todos en el pueblo estamos realmente conmovidos por el interés que está generando».
Entre las recompensas del proyecto se encuentran visitas guiadas, diplomas de agradecimiento o poner una placa con el nombre del donante. Y la más sonada: una visita para una o dos personas al campanario, incluyendo la posibilidad de tocar manualmente las campanas del edificio. «Una vez conseguido el capital necesario intentaremos que las obras comiencen cuanto antes para poder tener nuestro templo y disfrutarlo», concluye.
El interior, con aspecto de fortaleza, destaca por su gran bóveda de crucería con 20 metros de altura y los seis contrafuertes con gárgolas talladas en granito. Una joya del gótico tardío que tuvo que cerrar al público por la caída de un trozo de plementería de la bóveda hace siete años.
La iniciativa comenzó con actividades como barbacoas, barras en el mercadillo medieval del pueblo o sorteos. Con todo ello se hizo una primera fase de reparación y al terminar se dieron cuenta de que necesitaría una reforma más profunda. «Cuanto más se dilate en el tiempo, más aumentará el importe porque la iglesia se irá degradando hasta llegar a producirse pérdidas que pueden ser irreparables», aseguran.
Mientras tanto, los vecinos de Almendral no se rinden y confían en que pronto lograrán el objetivo de que el templo vuelva a lucir con su belleza original.