Parolin pide «apertura al diálogo» con los agricultores de toda Europa
El secretario de Estado de la Santa Sede anima a conjugar «la sostenibilidad de las pequeñas empresas y el futuro de las zonas rurales»
El secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, considera que los agricultores «deben ser escuchados» durante sus protestas en Italia, España y toda Europa. «Debe haber una apertura al diálogo para la sostenibilidad de las pequeñas empresas y el futuro de las zonas rurales», declaró el purpurado ante medios vaticanos a la salida del romano Palacio Borromeo en la tarde del 8 de febrero.
Preguntado sobre la situación del sector primario en el continente, respondió que «el compromiso» de la Iglesia «es que siempre se ponga a la persona en el centro». Esto es necesario para que «se salvaguarde su dignidad y pueda expresar realmente las mejores propuestas».
Las palabras del secretario de Estado suponen un paso más en la implicación de la Iglesia a favor de las reivindicaciones de los trabajadores rurales, llamando la atención sobre el tema a nivel europeo. Las reformas que la UE quiere promover para incluir criterios de protección ambiental en las labores agrícolas y ganaderas son uno de los objetos de las protestas. Se suman así a las voces que se han ido alzando en los distintos países.
Obispos españoles
«En estos días los agricultores y ganaderos se manifiestan en nuestra tierra, en toda España y en Europa. No podemos ser insensibles a sus justas demandas expuestas de manera cívica», reivindica José Luis Retana, obispo de Salamanca, en su última carta pastoral de cara a la Cuaresma. En ella, el prelado subrayaba que el campo «es una forma de vida muy digna» y que los cristianos «no podemos por menos que pensar en los jóvenes agricultores y ganaderos de nuestro mundo rural».
Retana es crítico con «las trabas administrativas» y «los bajos precios» que, a su juicio, «no reconocen, en muchos casos, la dignidad de estas personas, de sus familias y de su trabajo». Desea que «el grito desesperado» de los agricultores no pase «desapercibido para la comunidad, porque no es el problema de unos pocos sino de todos». «Son un colectivo de nuestra diócesis que no podemos abandonar en sus justas reivindicaciones y en la atención pastoral que requieren», recalca.
Es solo el último de los obispos españoles en abordar esta cuestión. El 6 de febrero la diócesis de Zamora hizo público un escrito de su obispo, Fernando Varela, sobre la «crítica situación» que atraviesan los agricultores y ganaderos. Cita «las exigentes normativas ambientales, las fluctuaciones en los precios de los productos, la escasa flexibilidad de la Política Agraria Común y las consecuencias de la sequía». Se hacía eco de cómo todo ello «les empuja a la ruina económica y al consiguiente abandono de sus explotaciones».
Reflexión social
Los trabajadores del campo «trabajan incansablemente para alimentar a nuestras comunidades, generando actividad en la zona rural, desempeñando un papel fundamental en la gestión sostenible del territorio y sosteniendo la identidad de nuestra historia y tradiciones». Por ello, invita «a toda la sociedad a una profunda reflexión sobre el significado del trabajo del campo». Pide «valorar y apoyar las felices experiencias de cooperativismo que fortalecen el sector». También reconocer el esfuerzo que supone producir alimentos para todos y entender sus dificultades, aceptando «su legítimo derecho a la huelga como recurso inevitable».
El mismo día el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, reclamó en la red social X (antes Twitter) «menos ideología fútil y más solidaridad útil». Subrayó que «campos y cabañas están bajo mínimos con un desamparo notable por algunas administraciones varias». Y resaltó que los trabajadores del sector son «gente honrada en su duro trabajo que expresan sus derechos conculcados en toda Europa».
En sus declaraciones a los medios, el cardenal Parolin celebró los 40 años del concordato entre el país transalpino y la Santa Sede, firmado en 1984 por su primer ministro, Bettino Craxi, y quien era secretario de Estado vaticano, el cardenal Agostino Casaroli. Según Parolin, entonces se logró «un entendimiento que no es algo del pasado, sino que también tiene proyección de futuro». De cara al futuro, pidió centrarse en «qué puntos se pueden desarrollar hoy a partir de lo estipulado hace cuatro décadas».
Y aunque reveló que «hay negociaciones en curso» para una tregua entre Israel y Palestina, reconoció que «no parece que se estén materializando esas esperanzas que se abren de vez en cuando». Finalmente deseó que «poco a poco se pueda llegar a un acuerdo, una solución con la liberación de los rehenes, un alto el fuego y, después, el inicio de las negociaciones para una solución definitiva del problema».