30 años del Camino de Santiago como Patrimonio Mundial de la Humanidad
«El Camino de Santiago sigue teniendo tirón», afirma el deán de la catedral compostelana ante el crecimiento continuo de peregrinos
Hace 30 años, el Camino Francés fue declarado por la UNESCO Patrimonio Mundial de la Humanidad. En aquel momento, la institución destacó de él «su rico patrimonio arquitectónico de gran importancia histórica, compuesto por edificios destinados a satisfacer las necesidades materiales y espirituales de los peregrinos».
Tres décadas después, el número de personas que se dirigen a la tumba del Apóstol sigue creciendo año tras año, hasta el punto de que 2023 ha supuesto su récord histórico. «Ese año de 1993 fue un punto de inflexión para el Camino», afirma José Fernández Lago, deán de la catedral de Santiago de Compostela, que recuerda la importancia para la ruta jacobea de Víctor Vázquez Portomeñe, consejero de Relaciones Institucionales y portavoz del gobierno de la Xunta de Galicia entre 1990 y 1993. «Él fue el que ideó la marca Xacobeo y el número de peregrinos se disparó», recuerda el deán.
«De repente empezaron a venir a Santiago muchísimas personas a las que nunca antes se les hab´ia ocurrido ponerse a caminar», abunda, algo a lo que ayudó que la Xunta pusiera «los moldes civiles que facilitaron a muchos la peregrinación».
Así, mientras que en 1980 apenas llegaron 209 personas a Compostela, en el año santo de 1993 —el primero llamado Xacobeo—, lo hicieron 99.000. Y el número ha crecido en estos 30 años hasta los casi 500.000 con que concluirá 2023.
«Ha ido todo in crescendo —atestigua José Fernández Lago—. Ahora el objetivo de muchos no es ganar el jubileo, sino hacer la experiencia de caminar». De este modo, el perfil del peregrino ha cambiado y el Camino se ha abierto a muchos cuyas motivaciones no son solo religiosas. «De todas maneras, el que empieza como turista acaba como peregrino», asegura el deán de la catedral, testigo de muchos testimonios de personas que han verificado su transformación interior en las vigilias para peregrinos que acoge el templo que custodia la tumba de Santiago.
«Es algo maravilloso», concluye Fernández Lago, «que indica que el Camino de Santiago sigue teniendo tirón en la sociedad, no solo en los de dentro sino también en todas aquellas personas en búsqueda».