La Milagrosa celebra su año jubilar con la vista puesta en la conversión y la misericordia
Referencia para las asociaciones de la Medalla Milagrosa en España, el templo celebra un año jubilar por sus 100 años como basílica
A principios del siglo XX, la zona en la que se encuentra la actual basílica de La Milagrosa, en Madrid, eran todo campos. Tanto que la residencia de los padres paúles adyacente al templo, congregación que ha estado siempre a su cuidado espiritual y pastoral, la conocían como «la casa de los cipreses». Nadie lo diría hoy, toda rodeada de edificios y a dos pasos del paseo de la Castellana, en uno de los ejes más concurridos de Madrid. Al entonces templo dedicado a san Vicente de Paúl, construido en 1904, después basílica menor en honor a la Virgen Milagrosa (1923) y más tarde parroquia (1965) empezaron a acudir desde el principio devotos de todos los pelajes y condiciones. Lo hacían atraídos por la expansión de la devoción a la Medalla Milagrosa que tiene su origen en las apariciones, en 1830, de la Virgen María a santa Catalina Labouré en la casa general de las Hijas de la Caridad en París. En realidad, la imagen que aparece en la medalla es una Inmaculada, pero tantas gracias y favores concedía que se quedó con Milagrosa. Una advocación, en resumen, del pueblo. Se empezaron a formar muchas asociaciones de la medalla y la iglesia se convirtió en su referencia para toda España. De hecho, a día de hoy es el Templo Nacional de la Asociación de la Medalla Milagrosa en España. Y desde aquí ha partido la devoción a todas las zonas de misión a las que han ido los paúles y las hijas de la Caridad.
Este año, para conmemorar el centenario de su constitución como basílica menor, «nos pareció bien pedir al Santo Padre el año jubilar», cuenta Jesús González, párroco y superior de la comunidad. La gratitud por los frutos de estos años, la conversión, el impulso evangelizador, el culto a la Virgen y la caridad son los objetivos de este jubileo, que se clausurará en 2024. A los peregrinos se les invita, explica el párroco, a hacer esa ruta al templo, un «signo de camino cristiano como seguimiento de Cristo»; a cruzar la puerta jubilar como signo del paso a «una vida nueva en Cristo de la mano de María» y a recibir «el don de la indulgencia plenaria, un perdón renovador y total de Dios». Todos los grupos que quieran peregrinar pueden inscribirse a través de basilicalamilagrosajubileo@gmail.com. «Ayer vinieron de Magán, en Toledo». Los peregrinos podrán ver los carteles hechos para la ocasión con frases que Jesús le dijo a santa Catalina en sus apariciones, y adquirir algunos productos como llaveros o bolsas de tela. Además, podrán depositar en una urna las gracias concedidas por la Virgen. Una Madre que es especialista en todo, no solo en «conseguir novios». Y junto a ello, orarán en un templo rico en historia de santidad. Por él pasaron, por ejemplo, san Josemaría Escrivá de Balaguer, santa Genoveva Torres, san Pedro Poveda o el beato Manuel González.
En la tradición bíblica se celebraba un año jubilar cada 49 años. El pueblo judío era convocado por el cuerno de carnero en un toque jubiloso y alegre que anunciaba un año de conversión y de aceptación del perdón y la misericordia de Dios. Un año de gracia, en definitiva, que la cristiandad hizo suyo a partir del primer milenio en forma de años jubilares. Hay algunos concedidos en perpetuidad, como los Jacobeos, o los de 2024 de santo Toribio de Liébana, Caravaca de la Cruz o Mérida, que acaba de abrir su primer Año Jubilar Eulaliense en honor a la patrona, santa Eulalia. Otros son extraordinarios, como el actual Año Jubilar del Corazón de Jesús en Valladolid, hasta el 7 de junio de 2024.