«En la vida solo hay una cosa gratis: el amor de Jesús» - Alfa y Omega

«En la vida solo hay una cosa gratis: el amor de Jesús»

El Papa anima a los jóvenes a ser portadores de alegría en una vigilia que ha congregado a un millón y medio de peregrinos a orillas del Tajo

Ángeles Conde Mir
Francisco observa al millón y medio de jóvenes que han participado en la vigilia de la JMJ
Francisco observa al millón y medio de jóvenes que han participado en la vigilia de la JMJ. Foto: CNS / Vatican Media.

No hay JMJ sin un poco de sufrimiento porque los jóvenes peregrinos comentaban que no ha sido precisamente fácil para muchos llegar hasta el Parque Tejo o como lo ha rebautizado la organización de la JMJ, el Campo de Gracia. Han tenido que caminar kilómetros hasta el lugar y, una vez allí, han padecido los estragos del calor y la falta de sombra. El atardecer ha traído temperaturas algo más frescas y la esperada presencia del Papa Francisco que ha recorrido en papamóvil algunos de los pasillos habilitados para ello, aunque algún problema organizativo ha dificultado que paseara mucho más.

La vigilia se ha articulado en unos momentos de baile que han precedido a las palabras del Papa y a la adoración eucarística. Encuentro, levantase y partir eran las tres partes de una actuación que ha ido acompañada por efectos visuales, como unos drones iluminados en el cielo que dibujaban palabras como sígueme. 50 bailarines de 21 nacionalidades distintas han preparado esa coreografía que simbolizaba el camino de la conversión. Después, ha habido dos testimonios. Primero el de un joven sacerdote que estuvo a punto de morir por un accidente de tráfico. Y después el de una chica mozambiqueña de la zona de Cabo Delgado que ha sufrido la violencia yihadista.

La alegría es misionera

Francisco ha sido breve. Un día más no ha pronunciado su discurso escrito, sino que ha preferido dejar a los muchachos mensajes sencillos, que puedan permanecer en sus memorias y corazones y, sobre todo, que puedan aplicar en sus vidas.

Retomando el episodio en el que María va a visitar a su prima Isabel, y que es el lema entorno al que gira la JMJ, el Papa ha indicado que la Virgen portaba alegría a su prima: «Entonces, es curioso: en vez de pensar en ella, piensa en la otra. ¿Por qué? Porque la alegría es misionera, la alegría no es para uno, es para llevar algo». Por eso, ha dicho a los chicos que la alegría es para llevarla a los demás. Esa alegría tiene unas raíces, las que recibieron de sus padres, abuelos, maestros, catequistas, sacerdotes, «rayos de luz» en nuestras vidas. Por ello, «esa alegría que vino por esas raíces es la que nosotros tenemos que dar, porque nosotros tenemos raíces de alegría, raíces de alegría». «Y también nosotros podemos ser, para los demás, raíces de alegría. No se trata de llevar una alegría pasajera, una alegría de momento. Se trata de llevar una alegría que cree raíces», decía a los chavales.

También ha reconocido a los jóvenes que buscar la alegría puede ser cansado: «Piensen lo que sucede cuando uno está cansado: no tiene ganas de hacer nada, como decimos en español, uno tira la esponja porque no tiene ganas de seguir y entonces uno se abandona, deja de caminar y cae. ¿Ustedes creen que una persona que cae en la vida, que tiene un fracaso, que incluso comete errores pesados, fuertes, ya está terminada? No. ¿Qué es lo que hay que hacer? Levantarse».

El Pontífice les ha explicado que cuando un amigo está cansado o cae, su tarea es ayudarlo a levantarse. Es normal caerse, pero no hay que permanecer caído, les ha insistido, porque «el que permanece caído se jubiló de la vida, cerró la esperanza, clausuró la ilusión y quedó caído». Por eso, les ha pedido que no dejen a nadie atrás y que recuerden que el único momento en que alguien puede mirar desde lo alto a otro alguien es en el momento en que lo ayuda a levantarse.

En la vida nada es gratis

Siguiendo con su discurso improvisado, ha asegurado a los peregrinos que la alegría se entrena, como todo en esta vida: «Caminar; si me caigo, levantarme o que me ayuden a levantarme; no permanecer caído; y entrenarme, entrenarme en el camino. Y todo esto es posible, no porque hagamos cursos sobre el camino. No hay ningún curso para enseñarnos a caminar en la vida, eso se aprende, se aprende de los padres, se aprende de los abuelos, se aprende de los amigos, llevándose de la mano mutuamente».

Por último, les ha dicho algo que puede parecer sencillo, pero que quizá no sepan aún: «En la vida nada es gratis, todo se paga. Solo hay una cosa gratis: el amor de Jesús».

La vigilia ha proseguido con la adoración del Santísimo. Un millón y medio de jóvenes rezando en silencio junto al Papa. Un delicado fado de la cantante Carminho ha puesto fin al recogimiento. Tras la bendición del Papa, los jóvenes intentarán descansar en ese mismo lugar para la Misa conclusiva de la JMJ Lisboa 2023 y el anuncio del lugar donde se celebrará la próxima.