La Compañía de Jesús confirma que Rupnik ya no es jesuita - Alfa y Omega

La Compañía de Jesús confirma que Rupnik ya no es jesuita

El sacerdote esloveno acusado de cometer abusos psicológicos y sexuales no ha recurrido su expulsión, por lo que esta ya es definitiva. Los jesuitas prometen «apertura para encontrar en el futuro las mejores vías de reflexión»

Redacción
Marko Rupnik junto a uno de sus mosaicos en la iglesia de Nuestra Señora de la Cruz del Sur en Springfield (Estados Unidos). Foto: Facebook Arzobispo Mark Coleridge.

Marko Rupnik «ya no es religioso jesuita». En una carta escrita por Johan Verschueren, el delegado para las Casas y Obras Romanas Internacionales de la Compañía de Jesús, se ha confirmado la expulsión definitiva de este sacerdote, que elaboraba mosaicos en el centro Aletti y que fue acusado de cometer abusos psicológicos y sexuales.

El sacerdote esloveno podría haber permanecido en la Compañía de Jesús recurriendo la expulsión que se anunció en junio y rindiendo cuentas de sus actos. Pero, como señala Verschueren en su carta, «han pasado los 30 días previstos para que pudiera apelar» el decreto firmado por el padre general que se le entregó el 14 de junio.

Ya en enero de 2023 Rupnik había presentado una solicitud de expulsión de la Compañía de Jesús, pero Johan Verschueren ha lamentado que no quisiera responder por sus actos durante esta última etapa como jesuita. «La solicitud nunca representó en modo alguno un “derecho” para él», dice el delegado en su carta, quien añade que sus votos «le vinculaban a un compromiso de obediencia de por vida». Los jesuitas rechazaron su solicitud hace seis meses porque querían en su lugar «atarle a sus responsabilidades ante tantas acusaciones, invitándole a emprender un camino de verdad y de confrontación con el mal denunciado por tantas personas que se han sentido heridas». Al no querer enmendar sus actos, finalmente lo han expulsado.

El delegado para las Casas y Obras Romanas Internacionales de los jesuitas lamenta la «incapacidad» de Rupnik «para hacer frente a la voz de tantas personas que se sintieron heridas, ofendidas y humilladas por su comportamiento y conducta hacia ellas». Aun así, reconoce su trabajo elaborando mosaicos en el centro Aletti, «el bien que hizo y el fruto espiritual del que fue vehículo para tantos y tantos otros en la Iglesia». La Compañía de Jesús ha decidido distanciarse jurídicamente de este estudio, abandonar la asociación pública de fieles con su nombre y rescindir las colaboraciones con el centro, donde «ya no hay una comunidad jesuita residente».

Finalmente, Johan Verschueren concluye su carta prometiendo «a todos los que, de cualquier modo, se han sentido y se sienten heridos y lastimados por este que fue hermano nuestro mi plena solidaridad y apertura para encontrar en el futuro las mejores vías de reflexión para encontrar la paz y la reconciliación interior a través de caminos que podamos estudiar juntos».