Regalo isidril para concluir el año jubilar
17 trocitos de piel seca del santo madrileño, recuperados del lienzo que envolvía su cuerpo incorrupto, serán venerados en España, Filipinas, Colombia, Argentina, Italia y México
Uno de los últimos mensajes escritos en el Facebook de San Isidro Labrador Parish de Calambá, a 54 kilómetros al sur de Manila (Filipinas), era para desearle al párroco un buen viaje a España. «El reverendo padre Eugene A. Fadul se va a Madrid para asistir a la clausura del 400 aniversario de la canonización de san Isidro Labrador. Y cuando vuelva a casa, entregará la reliquia de san Isidro Labrador para los creyentes de nuestra parroquia». Efectivamente, él ha sido uno de los receptores de las 17 reliquias que, como colofón al Año Santo de san Isidro y a modo de regalo del patrón de Madrid, han sido concedidas por el cardenal Osoro y entregadas el domingo, 14 de mayo, durante una solemne Eucaristía en la colegiata de San Isidro. Las reliquias son ex corpore, trozos de piel del patrón de Madrid adheridas al lienzo con el que se envolvía el cuerpo incorrupto del santo, que fue restaurado con motivo de la apertura del sarcófago para su estudio anatómico forense. Cuenta el delegado para las Causas de los Santos en Madrid, Alberto Fernández, que en el proceso de restauración se hallaron y analizaron pequeños insectos, flores secas, alfileres, piedrecitas y piel humana seca desprendida.
Las 17 reliquias son todas las posibles, «ya no hay más», especifica Fernández, lo que es una muestra más de la «excepcionalidad» del hallazgo. El arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, «siguiendo criterios lo más objetivos posibles», asignó estas reliquias a parroquias y hermandades de España, Filipinas, Colombia, Argentina, Italia y México relacionadas con el santo patrón de los agricultores. Recién llegado a Madrid, el párroco filipino mostraba su emoción: «Para nosotros la reliquia de san Isidro es una presencia; él estará con nuestra comunidad parroquial para ayudarnos a amar y servir a Dios a través de sus ejemplos y oraciones». Una feligresía que quiso regalarle al cardenal Osoro una imagen de la Virgen con rasgos filipinos en la que se leía «inay», que significa «mamá», y que recibirán a su sacerdote y a la reliquia el próximo domingo, 21 de mayo, con una solemne Eucaristía presidida por el obispo emérito de la diócesis, monseñor Leo Drona.
A la emoción de la parroquia filipina se sumaba la desbordante de la tinerfeña San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza, en Granadilla de Abona. «Estamos muy contentos —explica su párroco, Javier José Jiménez— porque Dios se sigue fijando en la humildad de la gente, en esta que es una parroquia insignificante, que pasa desapercibida en la isla; pero que Dios haya querido para nosotros una reliquia de este nivel…». El regalo les llegó en avión, en manos del sacerdote Jorge Boada, que viajó con la reliquia a la isla al concluir la ceremonia en la colegiata. Los feligreses han trabajado este año el camino de santidad propuesto por los titulares de la parroquia, y para ello han elaborado catequesis sobre conocer y querer al santo para niños, jóvenes y adultos. Paralelamente se han formado en qué es una reliquia y qué significa. «Se clausura el año santo y se ven los frutos», asevera el sacerdote. Como apunta Juan Francisco Morán, párroco de San Andrés, en Madrid, donde Isidro fue bautizado y enterrado, el santo madrileño deja unas reliquias —ellos también han sido destinatarios—, pero también «un mensaje de santidad» con cuatro pilares: familia, trabajo, caridad con los más necesitados y devoción a la Virgen.
El jubileo se clausuró el 15 de mayo con una Eucaristía en la colegiata, en la que el arzobispo de Madrid resumió este «año de gracia» como un momento especial para «ver y sentir la universalidad de la Iglesia». Con el ejemplo del santo «hemos aprendido a escuchar la Palabra de Dios». En su cercanía, continuó, aquellos que compartieron su vida encontraron en él a un hombre «siempre en camino de seguimiento de Cristo, convertido en un hombre de misericordia, acogida y escucha». Y él «sigue dándonos luz para anunciar hoy a Jesucristo», resumió. Las celebraciones continuaron con la Misa en la pradera y concluyeron con la tradicional procesión por las calles de Madrid.