80 muertos en el centro de Nigeria en una Semana Santa trágica

80 muertos en el centro de Nigeria en una Semana Santa trágica

Grupos armados, formados presuntamente por pastores de etnia fulani, perpetraron entre el 2 y el 7 de abril cuatro ataques distintos en el estado de Benue

Redacción
Violencia Nigeria
En Benue viven dos millones de desplazados internos por la violencia. Foto: ACN.

Al menos 35 personas, la mayoría desplazadas internas cristianos, murieron el Viernes Santo en un ataque perpetrado por presuntos ganaderos de la etnia fulani en el centro de Nigeria, en el estado de Benue. «Los fulani entraron en un campo de desplazados internos para matar a estas almas inocentes. Los campamentos de desplazados cercanos ahora están todos en desorden», informó el padre Remigius Ihyula a la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN por sus siglas en inglés).

Entre los cuerpos recuperados, relató a EFE Ongu Anngu, presidente del Consejo de la Juventud de Benue, estaban los de algunos que «habían buscado refugio en un colegio». Se refería a desplazados que eran acogidos en un centro educativo de la aldea de Mgban, en la localidad de Guma. «El local es bien conocido y se utiliza como refugio para personas de asentamientos vecinos como Udei, que de vez en cuando acuden a la escuela para dormir debido al miedo y la inseguridad en sus aldeas», añadía el sacerdote a ACN.

«Junto a la escuela está la casa de Zaki Bernard Shawa, que también perdió a dos hijos en el ataque». Según el religioso, «los cuerpos y los heridos fueron trasladados al hospital de Makurdi». El ataque «también provocó la destrucción de propiedades», varios vehículos y productos agrícolas.

Dos millones de desplazados

Este es al menos el tercer ataque que sufre Benue esta semana, después de que tres y más de 50 personas fallecieran los días 4 y 5, respectivamente, cuando hombres armados, también presuntos pastores fulani, asaltaron en dos oleadas la aldea de Umogidi, en la municipalidad de Otukpo. «Hace solo unos pocos días que esta gente desató el terror sobre nuestro pueblo y, mientras aún estábamos de luto, otro [ataque] ha sido perpetrado. Hay que terminar con esto», afirmó Anngu.

Además el 2 de abril una persona murió en un ataque contra una iglesia pentecostal en Akenawe, también en Benue. Según informa Fides, varias personas fueron heridas, incluido el jefe tradicional de la comunidad. El pastor y algunos fieles fueron secuestrados.

Mediante un comunicado de su portavoz, Garba Shehu, el presidente saliente de Nigeria, Muhammadu Buhari, condenó los ataques en Benue y «el uso del terrorismo como herramienta en los conflictos intercomunitarios». Asimismo, el mandatario «ordenó a los servicios secretos, la Policía y los mandos militares que aumenten la vigilancia en todos los frentes y revisen inmediatamente la gestión de la seguridad en las zonas afectadas», según el texto.

Un conflicto complejo

Tal como explican desde ACN, el estado de Benue, donde se encuentra la diócesis de Makurdi, está en el Cinturón Medio de Nigeria. Ha sido escenario, en los últimos años de constantes ataques de pastores nómadas contra agricultores. El conflicto es complejo. La animadversión entre pastores nómadas y agricultores es antigua, pero se ha agravado en los últimos años con la introducción de armas automáticas que inundaron el mercado negro tras la caída del régimen de Gadafi en Libia.

La situación se ha visto agravada por una dimensión religiosa, ya que la mayoría de los fulani son musulmanes y la mayoría de los agricultores de la región son cristianos. La Iglesia local teme que la violencia fulani esté siendo avivada por quienes quieren limpiar la zona de la presencia cristiana.

Sólo en la diócesis de Makurdi hay dos millones de desplazados internos, repartidos en siete campamentos. Muchos de ellos son cristianos. El padre Remigius recuerda que todas estas personas que han tenido que abandonar sus hogares solían ser autosuficientes, pero ahora dependen de limosnas para sobrevivir. Los campamentos también carecen de equipamiento básico, como camas, y la gran mayoría de los desplazados internos tienen que dormir en el suelo.