Francisco recuerda a los migrantes fallecidos en el Mediterráneo
Se ha mostrado preocupado por la explosiva situación en Tierra Santa y ha pedido no olvidar a las víctimas del terremoto en Siria y Turquía
Durante el ángelus de este domingo, el Papa ha hecho un repaso por la situación de varias zonas en el mundo que requieren de atención. Algunas la tienen y es bueno que no la pierdan. Otras están completamente olvidadas. En primer lugar, Francisco se ha referido a la inmediata actualidad, la del Mediterráneo, que se sigue revelando como el mare mortum al que tantas veces ha aludido el propio Pontífice.
«Esta mañana he sabido con dolor del naufragio en la costa calabresa, en Crotona. Se han recuperado 40 cuerpos, entre ellos muchos niños. Rezo por cada uno de ellos, por los desaparecidos y por los otros migrantes supervivientes. Doy gracias a los que los han socorrido y a los que están ofreciendo su acogida. Que la Virgen sostenga a estos hermanos y hermanas», ha dicho en tono serio.
Luego ha viajado hasta Tierra Santa, donde se teme una tercera intifada al recrudecerse el intercambio de violencia entre israelíes y palestinos: «Llegan todavía noticias dolorosas de Tierra Santa, tantas personas asesinadas, también niños. ¿Cómo parar esta espiral de violencia? Renuevo mi llamamiento a hacer que el diálogo prevalezca sobre el odio y sobre la venganza. Y rezo a Dios por los palestinos y por los israelíes para que encuentren el camino de la fraternidad y la paz con la ayuda de la comunidad internacional».
También ha pedido no olvidar a las víctimas del terremoto en Siria y Turquía, donde el Vaticano sigue enviando ayuda. Hace dos días la Limosnería Apostólica envió tres palés repletos de medicamentos. Y, por supuesto, Ucrania, que no deja de estar en el pensamiento del Pontífice.
Francisco ha hablado, además, de la extrema situación de violencia en Burkina Faso. Hace unas horas, el Estado Islámico, grupo yihadista que cada vez tiene más poder en la zona, ha reivindicado el asesinato de al menos 70 soldados en una emboscada a un convoy militar. «Invito a rezar por la población de este querido país, para que la violencia sufrida no haga perder la confianza en el camino de la democracia, de la justicia y de la paz», ha dicho.
«Tres venenos que dividen»
Pese al desapacible domingo en Roma, miles de personas han acompañado a Francisco en el ángelus de este primer domingo de Cuaresma. Antes de la oración mariana, ha hablado sobre las tentaciones del demonio, «el que divide», rememorando los ofrecimientos del diablo a Cristo cuando se retiró al desierto.
Estas tentaciones se concretan, de acuerdo a lo que ha explicado el Santo Padre, en «tres venenos»: el apego, la desconfianza y el poder. Del mismo modo que tentó a Jesús para que dejara de lado el ayuno, para que desconfiara de Dios y para que usara su poder, el demonio también nos tienta hoy en día con los mismos venenos. Estos son «tres tentaciones frecuentes y peligrosas que el diablo emplea con el fin de separarnos del Padre y hacer que ya no nos sintamos hermanos y hermanas entre nosotros, para llevarnos a la soledad y a la desesperación».
Por ello, ha advertido de que «con el diablo no se dialoga», porque es más fuerte que nosotros. Nos ha recomendado hacer como hizo Jesús, que venció estas tentaciones «evitando discutir con el diablo y respondiendo con la Palabra de Dios». Francisco ha explicado que así es como se trata al diablo para mantener la unidad con Dios y entre nosotros, porque «necesitamos unidad» frente al que quiere dividir.
Para concluir, ha preguntado si recurrimos a la Palabra de Dios en nuestras «luchas espirituales» o si nos consume un vicio o una tentación que se repite: «Probemos, nos ayudará en las tentaciones, porque, entre las voces que se agitan dentro de nosotros, resonará la voz benéfica de la Palabra de Dios».