En Asís: Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo. Buscadores de la verdad - Alfa y Omega

En Asís: Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo. Buscadores de la verdad

A 25 años de la primera e histórica peregrinación a Asís, convocada por Juan Pablo II, trescientos representantes de las religiones de todo el mundo responderán hoy a la invitación de Benedicto XVI y se unirán a la peregrinación en tren, desde el Vaticano hasta la ciudad de san Francisco, para testimoniar, juntos, que ninguna religión puede justificar el terrorismo, la violencia o el fanatismo

Jesús Colina. Roma
Juan Pablo II preside la I Jornada Mundial de Oración por la Paz, en Asís, el 27 de octubre de 1986.

Cuando usted lea estas líneas, posiblemente ya se habrá puesto en camino, del Vaticano hacia Asís, el tren con unos trescientos representantes de las religiones (unos doscientos no cristianos), con motivo de la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia. Se trata de un acontecimiento de importancia decisiva para la paz, en medio de las revoluciones en el mundo árabe, y que recuerda el vigésimo quinto aniversario del primer encuentro de estas características, que convocó Juan Pablo II, en la ciudad de san Francisco, el 27 de octubre de 1986.

El Papa Benedicto XVI ha escogido como lema Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz. Participan cincuenta representantes musulmanes (en 1986 fueron once), aunque algunos de los líderes de esa religión se han ausentando por motivos políticos, o porque el encuentro casi ha coincidido con la peregrinación a la Meca y con la Conferencia interreligiosa anual de Doha, en Catar. Están presentes en el tren representantes musulmanes de países como Arabia Saudita, Irán, Turquía, Territorios Palestinos (e Israel), Jordania, Argelia y Marruecos.

Juan Pablo II en la Jornada de Oración por la Paz, en Asís, el 24 de enero de 2002.

Cabe deplorar la ausencia del gran imán de la mezquita de Al-Azhar, en el Cairo, quien ha congelado sus relaciones con la Santa Sede después de que el Papa manifestara su solidaridad con los coptos, tras el atentado que dejó 21 muertos en una iglesia de Alejandría, en Año Nuevo. Ahmed Mohamed el-Tayeb, la más alta autoridad del Islam sunní, había sido nombrado, el año pasado, por el derrocado presidente Hosni Mubarak.

Entre los musulmanes, están representados, con enviados especiales, el rey de Arabia Saudita y custodio de las dos sagradas mezquitas, el rey de Marruecos, y la familia real de Jordania. Y, entre las otras grandes religiones, ha sido sumamente positiva, en particular, la respuesta del mundo judío. Participan delegaciones del Gran Rabinato de Israel y de otras organizaciones hebreas, de carácter internacional. Muy significativa es la presencia del Rabino jefe de Roma, Riccardo di Segni.

El Papa Benedicto XVI, con el Rabino jefe de Roma, Riccardo di Segni.

Después de los cristianos, los líderes religiosos más numerosos son los budistas, con unos setenta representantes de once países; también, por primera vez, de China continental. Entre los hindúes, cinco de primer orden, se encuentra Rajhmoon Gandhi, nieto del gran pensador indio. Está ausente el Dalai Lama, que había contraído precedentemente otros compromisos, y envía una delegación.

Se encuentran también tres líderes jainistas, cinco sijs, un zoroastriano, un bahai, exponentes de las religiones tradicionales de África, América y la India; los presidentes de la Asociación del Confucianismo (Corea del Sur) y del Taoísmo (Taiwán); 17 representantes sintoístas (Japón) y exponentes de las nuevas religiones de ese país.

Con cien líderes de confesiones cristianas, Asís es también un gran encuentro ecuménico.

Cumbre cristiana

El tren lleva al Patriarca ecuménico de Constantinopla, Su Santidad Bartolomé I, y casi todas las Iglesias ortodoxas se encuentran representadas, en particular el patriarcado de Moscú. Las comunidades cristianas de Occidente también se encuentran representadas, comenzando por el arzobispo de Canterbury, el doctor Rowan Williams, Primado de la Comunión Anglicana, y continuando con los representantes de la Federación Luterana Mundial, de la Comunión Mundial de las Iglesias Reformadas, del Consejo Metodista Mundial, de la Alianza Bautista Mundial. Participa también una delegación del Consejo Ecuménico de las Iglesias.

El Santo Padre, con el rey Abdalá II Ibn Al-Hussein, de Jordania.

Esta masiva presencia de líderes cristianos confirma el papel que el obispo de Roma ejerce como única autoridad capaz de convertirse en portavoz de todas las confesiones cristianas ante el resto de las religiones en cuestiones de interés común.

Por primera vez, Benedicto XVI ha querido invitar a un encuentro de estas características también a personas no creyentes. Los representantes oficiales son Julia Kristeva, psicoanalista, filósofa y escritora de origen búlgaro pero activa en Francia; el historiador italiano Remo Bodei de la Universidad de Pisa; el filósofo mexicano Guillermo Hurtado; el economista austriaco Walter Baier, miembro del Partido Comunista de ese país.

Compromiso por la paz

El encuentro de Asís vivirá su momento culminante a las 16:30 horas, cuando los líderes religiosos renovarán el compromiso por la paz. Con un fondo musical, en la plaza de San Francisco, un representante de cada religión y confesión cristiana (incluido el filósofo Hurtado) pronunciará el compromiso de su comunidad. Después, los jefes de delegación recibirán las simbólicas lámparas del compromiso y la esperanza de paz, e intercambiarán el abrazo de la paz. El Cántico de las criaturas despedirá a los presentes.

El entonces cardenal Joseph Ratzinger, con el filósofo alemán Jürgen Habermas.

El Papa explicó el objetivo del encuentro a las comunidades musulmanas de Alemania, el 23 de septiembre, aclarando que constituye un esfuerzo «para un mejor y recíproco conocimiento y comprensión». Y dijo: «Esto no es sólo esencial para una convivencia pacífica, sino también para la contribución que cada uno es capaz de ofrecer a la construcción del bien común dentro de la misma sociedad».

¿Sincretismo?

Pero ¿no genera confusión un encuentro de estas dimensiones? Esta pregunta ha girado en torno a las dos cumbres que Juan Pablo II convocó en Asís —la de hace 25 años, y la del año 2002 (tras los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York)—. Dado que el cristiano está convencido de que Cristo es el único Salvador, la Verdad, ¿no es posible que el encuentro promueva el relativismo que considera que todas las religiones, más o menos, son equivalentes?

Respondiendo a estas preguntas, el Papa ha propuesto como lema para la jornada Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz, pues al final es la verdad el objetivo común y la base de la paz. Se trata de un desafío colosal para la Humanidad. Asís, como explica el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, presidente del Consejo Pontificio de Justicia y Paz, «permite la colaboración en el bien común gracias a la convergencia en el plano de la razón natural».

Se trata de la condición para «abatir el fanatismo y el fundamentalismo que sostienen que la paz se obtiene con la imposición a los demás de las propias convicciones», añade el purpurado de Ghana, para «superar la babel de los lenguajes y el laicismo que quiere marginar de la familia humana a aquel que es Principio y Fin».

Benedicto XVI saluda a los niños, durante su Visita a Asís en 2007.

Ahora bien, colaborar juntos por la paz y el bien común no significa que todos los participantes creen en todo… Para subrayar esta diferencia fundamental, en Asís, los momentos de oración tendrán lugar por separado. La oración tiene lugar para cada representante en una celda separada del convento franciscano de Santa María de los Ángeles. Entre las 13:45 y las 15:30 horas, cada participante podrá recogerse en silencio, reflexión y/o oración personal.

En el fondo, Asís no es más que una peregrinación para todos en búsqueda de la verdad, que, como sigue diciendo el cardenal Turkson, «es la premisa para conocerse mejor, para vencer toda forma de prejuicio, y sincretismo, que ofusca la identidad». Y subraya el purpurado: «Participar todos en un camino común de búsqueda de la verdad significa reconocer la propia especificidad, basándose en lo que nos hace iguales —todos somos capaces de abrirnos a la verdad— y diferentes al mismo tiempo. No todos poseemos la verdad del mismo modo. Haberla recibido como un don no impide que profundicemos en ella y sentirnos compañeros de viaje de cada hombre y mujer, porque la verdad nunca puede agotarse».

Diálogo, no sincretismo

Asís no busca promover el relativismo, según el cual todas las religiones son intercambiables, sino el auténtico diálogo. El cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, ha insistido en explicar lo que significa el diálogo con los creyentes de otras religiones. «Un primer motivo es que todos somos criaturas de Dios y, por tanto, hermanos y hermanas —afirma el purpurado francés, en un artículo escrito en L’Osservatore Romano—. Luego, el hecho de que Dios actúa en cada persona humana, la cual, ya mediante el uso de la razón, puede presentir la existencia del misterio de Dios y reconocer valores universales, constituye un segundo motivo. Existe, por último, un tercer motivo: descubrir en las diversas tradiciones religiosas el patrimonio de valores éticos comunes que permite a los creyentes contribuir, como tales, en particular a la afirmación de la justicia, de la paz y de la armonía en las sociedades de las que son miembros con pleno derecho».

El diálogo —indica este cardenal— «no es una negociación diplomática; no es terreno de regateo y, menos aún, de componendas; no está motivado por intereses políticos o sociales; no busca subrayar las diferencias ni eliminarlas; no tiende a crear una religión global, aceptada por todos…; no cae en la tentación de la ambigüedad… El diálogo verdadero, en cambio, es un espacio para el testimonio recíproco entre creyentes que pertenecen a religiones diversas, para conocer más y mejor la religión del otro y los comportamientos éticos que de ella brotan», concluye. «Se trata de conocer al otro como es y, por tanto, como tiene derecho a ser conocido». De este modo, «se incrementan el respeto y la estima recíprocos, la confianza y la amistad».

Los aspectos prácticos son esenciales. El cardenal William J. Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha publicado una carta para explicar el espíritu de este encuentro, aclarando que «la religión está muy lejos de distraer de la edificación de la ciudad terrena, sino que empuja al compromiso por ella. Para nosotros los cristianos, esto significa, sobre todo, interceder a Dios, dejando que los demás, a pesar de su diversidad —creyentes y no creyentes— se unan a nosotros en la búsqueda de la paz y de la justicia en el mundo».

Citando un artículo del cardenal Ratzinger, de 2002, añade: «Si nosotros como cristianos emprendemos el camino hacia la paz al ejemplo de san Francisco, no debemos temer el perder nuestra identidad: es entonces cuando la encontramos. No se trata de esconder la fe para encontrar la ventaja de una unidad superficial, sino de confesar que nuestra paz es Cristo, y que por esto el camino de la paz es el camino de la Iglesia». El Concilio Vaticano II lo dijo así: ya que «todos los hombres están llamados a la unidad con Cristo» (Lumen gentium, 3), la Iglesia debe ser fermento de esta unidad para la Humanidad: no sólo con el anuncio de la Palabra de Dios, sino con el testimonio vivido de la íntima unión de los cristianos con Dios. «Y ésta es la auténtica vía de la paz», concluye el sucesor del cardenal Ratzinger como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

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