La Iglesia en Perú pide diálogo pero «no hay interlocutores» - Alfa y Omega

La Iglesia en Perú pide diálogo pero «no hay interlocutores»

Los obispos se han ofrecido a mediar en el conflicto social, que se ha cobrado 60 vidas

María Martínez López
Barricada cerca del aeropuerto Rodríguez Ballón, de Arequipa, el 20 de enero. Foto: AFP / Diego Ramos.

«No ha habido respuesta» al ofrecimiento de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) de mediar en la crisis que golpea a Perú, lamenta en entrevista con Alfa y Omega el cardenal Pedro Barreto, su vicepresidente. «Ni de un lado», el del Gobierno, «ni de otro», el de los promotores de las protestas que se suceden desde el intento de autogolpe de Estado y la destitución el 7 de diciembre de Pedro Castillo. Los obispos ofrecieron su ayuda el 20 de enero, al concluir su Asamblea Plenaria. En un comunicado, lamentaban «la violencia desatada», que se ha cobrado ya 60 muertes y ha llevado a que el Gobierno esté acusado de «genocidio». Pedían investigar y sancionar a los responsables para que no queden «impunes».

El mismo viernes 20 se tendría que haber celebrado una Misa por Perú en el santuario del Señor de los Milagros, patrono del país. Se canceló el jueves. Además del miedo a que la llamada «toma de Lima» se volviera violenta, el cardenal explica que «no queríamos solamente celebrar la Eucaristía, sino tener un gesto de acercamiento a los involucrados en la protesta». Pero «no se dieron las condiciones adecuadas». Los obispos llaman continuamente al diálogo. «El problema es que no hay interlocutores válidos y reconocidos, excepto la Central de Trabajadores. No se sabe quién convoca estas movilizaciones».

«Hay gente de ideología contraria a la democracia que sistemáticamente ataca a las instituciones»
Pedro Barreto
Arzobispo

Asimismo, «nos preocupa mucho que no haya un pliego de reclamaciones con el cual se pueda ir dialogando». El también presidente de la Red Eclesial Panamazónica subraya la diferencia con las protestas de abril del año pasado, que, como en este caso, llevaron al Gobierno a decretar el Estado de emergencia. En ese caso, las reivindicaciones eran «muy claras»: facilitar el acceso a fertilizantes «y rebajas en los combustibles». Ahora, «la cosa se está tornando más política».

Los manifestantes exigen la renuncia de la presidenta, Dilna Boluarte, el cierre del Parlamento y la puesta en marcha de una Asamblea Constituyente. «Es una agenda que no tiene nada que ver con la cuestión social», subraya Luis Solari, ministro de Salud y presidente del Consejo de Ministros con Alejandro Toledo entre 2001 y 2003. Antes de la crisis, la Obra de Cooperación Social Hispanoamericana (OCSHA) le pidió que analizara la situación del país para sus misioneros, que se reúnen en Lima esta semana.

Recuperar el terreno

A pesar del tono político de las reivindicaciones, matiza Barreto, en el fondo de las protestas existen necesidades sociales reales y un descontento causado por «promesas incumplidas históricamente». «La gran mayoría del país está sufriendo las consecuencias de la subida de precios a causa de la guerra de Ucrania y de la COVID-19», así como la falta de trabajo. Para explicar el contraste entre estos problemas y lo que se reclama en la actual revuelta, Solari apunta a una vertiente externa. «En América Latina se ha creado este proyecto del “socialismo del siglo XXI”», propugnado por Hugo Chávez en Venezuela. Y, en él, «Perú es clave».

En 2021, la victoria de Pedro Castillo puso a un político de esta corriente al frente del país. Sin embargo, en año y medio los casos de corrupción llevaron a una moción contra él y al intento de autogolpe de Estado. Tras su caída, «este proyecto político continental» de izquierdas «está tratando de recuperar su posición», afirma Solari. En la reivindicación de una Asamblea Constituyente, por ejemplo, ve una repetición de «lo que se trató de hacer en Chile», donde una revuelta social derivó en una reforma constitucional «que fracasó». El exministro llama la atención también sobre cómo se ha intentado tomar varios aeropuertos con metodología «militar», y se pregunta «quién pagó» el movimiento de gente hacia la capital.

«Con el discurso de que “somos los pobres y a los ricos no les gusta”, Castillo recuperó muchos puntos»
Luis Solari
Exministro

La reacción del Gobierno, en la que según el cardenal «hay signos de excesos», no ha mejorado la situación. Solari explica que en un primer momento le faltó información, por la lealtad de la cúpula policial a Castillo. «Consiguieron que entrara al juego policial y militar» y con sus declaraciones «nada conciliadoras» de la semana pasada «sigue el juego de la soga, cada uno tirando a un lado».

De momento, ante la imposibilidad de hacer más, Barreto señala que la actitud de la Iglesia se resume en el comunicado de los obispos del altiplano y Cuzco, las zonas más calientes, del pasado lunes. Por un lado, reclamaban al Congreso «una solución inmediata» que impida nuevas «pérdidas humanas» y más ataques a las instituciones. Pero al tiempo ofrecían «ayudas médicas, psicológicas, legales y de asistencia en alimentos» a través de sus Cáritas para asistir a los «muchos hermanos» que no pueden cubrir sus necesidades básicas. Barreto pide que «otras instituciones y el Gobierno se sumen a esta actitud de solidaridad». Del mismo modo, insiste en la «urgencia del adelanto de elecciones», aunque hace falta «buena voluntad entre todas las partes» porque antes es necesario reformar el sistema con la participación de «expertos que no sean de un partido».