«En la Iglesia, lo primero es María»
Desde Roma, tras la celebración del primer consistorio de Benedicto XVI, en el que el Santo Padre ha creado cardenal a don Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo, junto a otros catorce miembros ya del Colegio cardenalicio, el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, ha sido entrevistado, el pasado domingo, por Javier Alonso, en el programa diocesano de la COPE. Éstas han sido sus palabras:
Gran emoción y entusiasmo en la plaza de San Pedro con ocasión de este primer consistorio de Benedicto XVI…
Sí, efectivamente. Había muchísimos fieles de todo el mundo. Los nuevos cardenales vienen con la fuerza de todos los continentes, de las ciudades más dispersas del orbe, lo que pone de relieve la catolicidad de la Iglesia y de su mensaje. En la mañana de ayer, en la Misa del día de la Anunciación, el Santo Padre nos volvió a invitar a todos a ir a la fuente de donde sale todo lo que es realidad en la Iglesia, la espiritualidad humana e institucional, el ministerio petrino y, después, toda la vida de la Iglesia; y ese principio, esa fuente, es Cristo, y por quien nos ha llegado esa agua es María. Por esa vía de relación de ideas y de experiencias, de realidades de la Iglesia, el Papa Benedicto XVI ha hecho una bellísima conexión entre lo que él llama el principio petrino de la Iglesia, y el principio mariano, dándole primacía al segundo. En la Iglesia, lo primero es María, Cristo a través de ella, y luego, todo lo demás.
¿Qué significado tiene para la Iglesia universal esta creación de nuevos cardenales, y especialmente para España la del arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares?
Para la Iglesia en el mundo tiene el significado de que el Colegio cardenalicio va progresando en ese carácter de representación universal de todo el episcopado mundial, como no había ocurrido nunca en su historia hasta prácticamente Juan Pablo II. Su avance y profundización en ese carácter universal, un colegio de obispos que representan a las diócesis más diversas y de la forma más completa que uno se pueda imaginar, y que rodean al Papa como su Senado, también lo ha subrayado Benedicto XVI estos días; y por supuesto, y con ello, ha subrayado el ministerio del episcopado, con el Papa, al servicio de la evangelización en el mundo entero. Yo creo que eso es bueno.
Casi ha pasado un año de la muerte de Juan Pablo II, y se le hizo una conmovedora referencia a lo que significó en su vida María, el principio mariano, y a la forma como él ejerció su ministerio de sucesor de Pedro, con todo el episcopado, anunciando al Hijo, al Redentor del hombre, en todo el mundo: cómo le costó a él la vida, porque desde el atentado del año 81 no cesó de ir entregándola, hasta físicamente, hasta el día de su muerte. Esa vitalidad de la experiencia de la Iglesia universal en torno a su Señor, a su misión, a su vocación mariana para entregar al Hijo, como lo entregó María, al mundo, se ha demostrado de nuevo estos días con una viveza extraordinaria.
Luego, para España, es evidente que, de nuevo, fijarse en la sede de Toledo es fijarse en una de las diócesis madres de la Iglesia, de la fe en España, y de España misma.
El Concilio III de Toledo —a él se refirió el señor arzobispo de Toledo en su respuesta a la vicepresidenta del Gobierno, en la cena homenaje que le ofreció en la embajada de España el Ministerio de Asuntos Exteriores al nuevo cardenal— es el comienzo de la Iglesia en España que dio vitalidad a todas las diócesis de la Hispania romana, que la proyectó hacia Europa, de una forma riquísima: la Iglesia hispana, su doctrina, sus Padres, su legislación, sus monjes, su monacato… Y nos recordó, además, que desde ahí, y por ahí, le vino a España una fuerza singular para ser una realidad humana, una realidad histórica unida hasta hoy mismo. El que el Papa volviese a fijar los ojos en la sede de Toledo, para que su arzobispo sea cardenal, aparte y no olvidando, naturalmente, las cualidades personales que adornan al actual arzobispo de Toledo, creo que es toda una indicación y toda una señal para nuestra ruta y nuestro camino, en los próximos meses y próximos años.
¿Ha tenido oportunidad de ver al Santo Padre?
Bueno, tuvimos saludos, al finalizar la sesión de la congregación de cardenales, del primer día, del jueves día 23; y también después del almuerzo con los cardenales, tras la celebración del consistorio, he tenido oportunidad de saludarle brevemente, y está en muy buena forma.