Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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La cruz de Cristo que sé que llevo

Acabo de salir de una operación difícil, la extirpación de un tumor cerebral benigno, bastante grande y complicado. Me tuvieron que intervenir dos veces por una complicación y entré en coma. He estado un mes hospitalizada, pero he tenido a los propios ángeles cuidándome: el equipo medico y las enfermeras del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, a toda mi familia, a mis amigos…, todos muy unidos y preocupados. He comprendido cuánto me quieren, de verdad, y cuánto los quiero yo. Antes, tuve problemas con mis hermanos, pero esto ha servido para que todo quede atrás. Gracias a que Dios me ha ayudado a superar bien esta prueba, estamos más unidos. Ha sido una buena experiencia de llevar la cruz Cristo, porque sé que Dios me ama, aunque sea pasando por estos tragos malos (no es el primero), en los que siempre le digo que se haga su voluntad. Los meses anteriores a la operación tenía grandes dolores de cabeza, me caía en casa, siempre estaba triste, y la casa, las catequesis, y el trabajo, casi dejados de lado. ¡Hasta ir a misa me costaba mucho! Ahora, con ayuda de Dios, me estoy recuperando, gracias al cariño de mi marido, de mis 4 hijos y mis amigas. Estoy muy feliz de esta oportunidad que se me ha dado, muy alegre, me río mucho y disfruto de la vida, porque sé que en Cielo también me quieren. Mi alma siente gratitud, y me demuestra que Dios existe, pues, para mí, ha hecho un milagro conmigo.

Rocío Jurado Ojeda
Sevilla

Toda una vida estaría contigo

Toda una vida, estaría contigo; no me importa en qué forma, ni cómo, ni dónde, pero junto a ti. Esta canción expresa muy bien la vida de mis padres, que mañana, 13 de julio, cumplirán 65 años de casados. ¡Esto sí que es una gran noticia, de las que, aunque no se publiquen, sí existen! Mi padre, José María, está a punto de cumplir los 90 años, y mi madre, Amparo, los 85. Tienen 11 hijos, 44 nietos y 6 biznietos. Y los que vendrán… Nos consideramos una familia internacional, porque estamos en Valencia, Alicante, Granada, Málaga, Londres, Boston, Washington, Miami, Atlanta y Colombia. Siempre buscamos algún motivo para reunirnos todos, aunque tan repartidos no siempre es posible: bodas, bautizos, comuniones, aniversarios, cumpleaños…, y no ponemos pegas: nos dicen la fecha y el lugar, y no importa dónde nos encontremos, que acudimos a la llamada. Me siento muy afortunada con esta gran familia. Nos apoyamos unos a otros, estamos siempre dispuestos a colaborar en lo que necesiten los demás, los hermanos tenemos turnos durante todo el año para acompañar a nuestros padres, y también colaboran los nietos, para pasar un rato con ellos. Y se aprende mucho de ellos, sobre todo con las batallitas del abuelo. La verdad es que no nos han faltado dificultades, como a cualquier familia, pero lo importante ha sido saber superarlas, teniendo siempre como referencia a nuestros padres, que nos han enseñado a vencer los obstáculos que se nos presentan. Como cuando hace tres años falleció, en un accidente de coche, Javi, hijo de mi hermana Arancha, en Atlanta: no pensamos en la distancia, ni en el dinero (tuvimos que pedir algún préstamo para pagarlo), simplemente fuimos todos porque sabíamos que nos necesitaba una hermana. Hemos recibido, en vida, la mejor herencia. Cuando cumplieron 50 años de casados, un hermano escribió una poesía, que acababa así: «¡Dios mío, ya son cincuenta! / pues que sigan siendo más / los que podamos estar todos juntos / celebrando un día tan especial / Amor sembráis y amores recogéis / ¿la fórmula real? Pues que os queréis».

Amparo Sanchís Ferrandis
Internet

Dios nos pide santidad

La Sagrada Escritura es muy explícita: Sed santos como Yo soy santo; Sed perfectos como perfecto es vuestro Padre celestial. San Pablo dice: Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación. El Concilio Vaticano II hizo también una llamada a la santidad, cualquiera que sea el estado de vida o condición religiosa. Dios nos pide santidad, antes que cualquier otra cosa: Buscad el reino de Dios y su justicia, y el resto se os dará por añadidura. La santidad es un ideal para perseverar toda la vida y, con santa Teresa, cabe concluir: Aunque me canse, aunque no pueda, aunque reviente, aunque me muera. Como dice san Pablo: El amor de Cristo nos apremia.

Fernando Martínez
Madrid

La fuerza de la esperanza para un mundo en crisis

La crisis actual no es sólo económica; también es laboral, financiera, religiosa… crisis de valores. El progreso de la ciencia no ha ido acompañado de progreso espiritual. Se ha buscado la felicidad en el hedonismo, en el relativismo y en el consumismo: Tanto tienes, tanto vales. Y cuando entendemos que hemos vivido a crédito, por encima de nuestras posibilidades, y que se pinchó la burbuja y el globo que nos subía dejó de volar, nos hundimos. Ya en 2008, la OMS advirtió de que la crisis repercutiría en la salud mental: aparecerían la ansiedad, la angustia, la depresión… Algunos buscarían la solución en el alcohol y en las drogas. Otros pensarían en el suicidio; otros, con cierto cinismo, dirían: Si no tienes pasta, echa mano a las pastillas. Y entonces aparece otra nube en el horizonte: la Seguridad Social no dará gratis los ansiolíticos como el Prozac, ni los tranquilizantes, ni siquiera otros analgésicos más sencillos como Aspirina, el Paracetamol o el Ibuprofeno. ¿Qué solución nos queda? Radio María, el anuncio de la fuerza de la esperanza. Y sin publicidad. Hace poco se cumplieron 25 años de su nacimiento, y hoy ya llega a través de Internet y de la TDT. Así se promociona la nueva evangelización. Así se da esperanza.

José Serrano Galnares
Collado Villalba (Madrid)