Tres palabras sintetizan la conducta de María en la Visitación a su prima Isabel: escucha, decisión y acción; palabras que nos muestran también a nosotros lo que el Señor nos pide en la vida. María sabe escuchar a Dios, pero no es un simple oír superficial, sino una escucha basada en la atención, en la acogida, en estar disponible a Dios. No es la manera distraída con la que, a veces, nos presentamos ante el Señor, o ante los demás: oímos, pero realmente no escuchamos. María escucha también los hechos, lee los acontecimientos de su vida, observa la realidad sin quedarse en la superficie de las cosas. Dios también nos habla en la realidad cotidiana, en las personas y los hechos, porque el Señor llama de muchas formas.
La segunda palabra es decisión. María no evita la decisión. En la vida es difícil tomar decisiones; a menudo solemos aplazarlas, dejamos que otros decidan en nuestro lugar, preferimos dejarnos arrastrar por las situaciones, seguir la moda del momento. Muchas veces sabemos qué debemos hacer, pero no tenemos el valor, porque significa ir a contracorriente. María va a contracorriente, escucha a Dios, intenta entender la realidad y decide confiar totalmente en Dios.
Acción: María, a pesar de la dificultad, no se para ante nada. No tiene prisa, no se deja llevar por la situación, ni por los acontecimientos. Pero cuando tiene claro qué es lo que Dios le está pidiendo, lo que debe hacer, no duda, no pospone, actúa rápidamente. A veces, nosotros, tal vez, tenemos clara la decisión que debemos tomar, pero no damos el paso a la acción para ofrecer nuestra ayuda a los demás.
De la meditación, tras el rezo del Rosario
(31-V-2013)