El Papa advierte de que la Confirmación no debe ser «el sacramento de la despedida»
Sugiere que en la preparación a este sacramento los «fieles laicos que han tenido un encuentro personal con Cristo y han tenido una verdadera experiencia del Espíritu» ofrezcan su ayuda
El Papa ha retomado este miércoles el ciclo de catequesis dedicado al Espíritu Santo, que asegura la universalidad y la unidad a la Iglesia. En concreto, se ha detenido en el sacramento de la Confirmación, que ha definido como «por antonomasia el sacramento del Espíritu Santo». Con motivo del Jubileo, ha instado a reavivarlo y a evitar que se convierta en el momento en que los jóvenes se alejan de la Iglesia: «Que el sacramento de la Confirmación no se reduzca, en la práctica, a una extremaunción, es decir, al sacramento de salida de la Iglesia, sino que sea el sacramento del inicio de una participación activa en su vida».
El Pontífice ha puesto deberes a los fieles, en vista del Jubileo 2025, que arrancará con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro el 24 de diciembre. Ha puesto en el horizonte de los católicos el «bello objetivo» de «quitarse las cenizas de la costumbre» y convertirse «como los portadores de la antorcha en las Olimpiadas, en portadores de la llama del Espíritu».
En su catequesis, el Papa ha explicado el origen del sacramento de la Confirmación. En el Nuevo Testamento, además del Bautismo con agua, «se menciona el rito de la imposición de las manos, que tiene la finalidad de comunicar visible y carismáticamente el Espíritu Santo, con efectos similares a los producidos en los apóstoles en Pentecostés». El Pontífice ha recordado de este modo que la confirmación «refuerza la incorporación bautismal a Cristo y a la Iglesia y la consagración a la misión profética, real y sacerdotal». También «comunica la abundancia de los dones del Espíritu».
De este modo, ha afirmado que todos los cristianos «hemos recibido, junto con la Confirmación y la Unción», lo que san Pablo denomina «la prenda del Espíritu» o «primicias del Espíritu». Por lo que ha llamado a disfrutar ambos sacramentos y «no enterrarlos bajo tierra». Finalmente ha sugerido que en la preparación para confirmarse los «fieles laicos que han tenido un encuentro personal con Cristo y han tenido una verdadera experiencia del Espíritu» ofrezcan su ayuda.