Esas miradas...

Sólo el lunes pasado llegaron a la isla de Lampedusa medio millar de inmigrantes a bordo de seis pequeñas embarcaciones y, después de la tragedia con casi cuatrocientas víctimas, han sido recogidas decenas de cadáveres de otras pateras. Los buzos que bajan al fondo del mar a intentar seguir recogiendo cadáveres suben estremecidos al ver a las mamás muertas que abrazan a sus hijos muertos en el fondo del mar. La Marina italiana ha puesto en marcha la misión Mare Nostrum, porque no quieren que el Mediterráneo sea una tumba, otro Mar Muerto. Basta mirar a los ojos de los inmigrantes de la foto para quedarse sin palabras. Los obispos de la Unión Europea exigen medidas que mantengan la dignidad humana y los obispos de Sicilia, a donde llegan tantas víctimas, han clamado en un mensaje pidiendo verdad, justicia y solidaridad. Ya es hora, dicen, de abandonar la hipocresía y la indiferencia ante esta terrible realidad. Sí: ya es hora de que los países llamados civilizados dejen de ser débiles con los fuertes y fuertes con los débiles, y cambien leyes demenciales que castigan a quienes ayuden a los inmigrantes.