El modelo Housing First «puede poner fin a la falta de vivienda»
Hogar Sí organiza en Madrid la conferencia internacional El fin de la falta de vivienda sobre Housing First, «el modelo que funciona mejor que cualquier otra intervención» sobre el sinhogarismo
«Los programas Housing First son una de las intervenciones de política social más estudiadas de todos los tiempos, y el mecanismo más efectivo para ayudar a las personas con necesidades de apoyo complejas a salir de la falta de vivienda»: esta es la conclusión principal del informe Housing First y el cambio sistémico, presentado esta semana en Madrid en la conferencia internacional El fin de la falta de vivienda, organizada por Hogar Sí.
El estudio, encargado al think tank Demos Helsinki por la plataforma Housing First Europe Hub, señala sin embargo que, pese a que cada vez hay más programas de Housing First en Europa, «también vemos que el número total de personas sin hogar sigue aumentando en muchos países».
El modelo Housing First nació en Estados Unidos a principios de la década de 1990, alcanzando un gran éxito en Finlandia cuando el Gobierno, las autoridades locales y diferentes ONG lo adoptaron con el objetivo de reducir la falta de vivienda, algo que han conseguido en un 45 %. Básicamente, HF es una alternativa al sistema tradicional de albergues en la que personas sin hogar acceden a una vivienda de manera totalmente incondicional, con el apoyo de profesionales especializados que les ayudan en su proceso de recuperación.
El motivo «no es que estemos aplicando incorrectamente los principios de Housing First». De hecho, «las evidencias demuestran que HF funciona mejor que cualquier otra intervención, con tasas de permanencia que superan el 80 % o más», señala el informe. El problema es que «cuando una persona se muda a una casa, otra persona la reemplaza» en la calle. Por ello, es preciso «un enfoque que conserve los éxitos prácticos de Housing First, pero que estudie también cómo las personas corren el riesgo de quedarse sin hogar y luego se quedan sin hogar».
Housing First en España
Concretamente, en España, Housing First se utiliza actualmente en grandes ciudades como Madrid, Barcelona, Sevilla y Mallorca. Si un primer programa piloto lanzado en 2014 contemplaba unas pocas docenas de viviendas, a principios del año pasado ya alcanzaron las 500, llegando a 950 hace apenas cuatro meses. Este crecimiento exponencial se ve apoyado por el dato de que después de 18 meses la tasa de retención en estas viviendas es del 96 %.
Sin embargo, pese a que en la actualidad son doce las administraciones públicas que han apostado por este modelo, el informe destaca que su difusión «todavía es demasiado dispersa», puesto que depende del compromiso «de un número muy limitado de actores clave en comparación con la inmensidad del país».
Así, a pesar del apoyo formal a HF como principio, «hay una falta de aplicación a nivel regional» que se traduce en una falta de coordinación en la financiación, lo que impide que el modelo de HF se amplíe, manteniendo el modelo clásico de albergue en el que todavía persisten 8.000 municipios de España.
Se puede acabar con el sinhogarismo
Esta situación se ha agravado durante la pandemia, pues los últimos dos años «han mostrado el peligro de las medidas a corto plazo que simplemente gestionan las peores formas de sinhogarismo», destaca el informe de Demos Helsinki.
La solución, por tanto, pasa «por un futuro alternativo en el que la falta de vivienda sea solucionable utilizando los principios de Housing First», ya que con este modelo «se puede poner fin a la falta de vivienda, proporcionando vivienda y apoyo adecuados». Para ello, hace falta ser conscientes de que «simplemente ofrecer Housing First como un programa discreto a un grupo selecto de personas es insuficiente»: hace falta más apoyo de las administraciones públicas y más financiación.
La ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez Jiménez, participó este lunes en la convocatoria de Hogar Sí, afirmando que «el sinhogarismo rompe las costuras de un sistema que se asienta sobre obligaciones pero que, ante todo, se legitima con derechos». Para la ministra, «carecer de hogar impide el ejercicio del derecho a la vivienda, a la seguridad, a la dignidad, a la igualdad, a la intimidad, a la educación o a la sanidad. Ninguna democracia está completa si uno solo de sus ciudadanos se ve privado de ellos».