La intuición permite conocer el resultado de un proceso complejo sin ser consciente del proceso de pensamiento realizado. Se sabe el principio y el fin, pero no todo lo que hay en medio. Es de gran ayuda para jugar a las cartas, resolver sudokus, aprender idiomas, conocer a las personas o adelantarse a situaciones. Un regalo que hay que saber utilizar.
De eso trata la película El hombre que conocía infinito (2015). Cuenta la historia de Srinivasa Ramanujan, un matemático indio de principios del siglo xx que pasa de vivir en la pobreza a estudiar en Cambridge y ser elegido miembro de la Sociedad Matemática de Londres. ¿Cómo lo consigue? Sabe aplicar su inteligencia al estudio de esta ciencia y aprovecha su intuición para resolver teoremas y ecuaciones.
Sin embargo, al llegar a la universidad descubre la realidad. El profesor G. H. Hardy le hace ver que desconoce las operaciones que se realizan para llegar resultado. Al alumno le resulta frustrante no poder explicar cómo ha dado la respuesta y el profesor le insiste, le reta y le ayuda para que estudie la teoría.
Estalla el drama: Ramanujan no puede ver los errores que comete y que invalidan su trabajo. En medio de este sufrimiento, necesita pararse y descubrir el mapa para poder llegar a su destino. Para conocer el desenlace nada mejor que sentarse en el sofá a disfrutar un rato de buen cine. Quienes sean intuitivos se entenderán con el joven matemático.
Lo anterior sirve para recordar que queda poco para Semana Santa y celebrar el acontecimiento más importante del año litúrgico en el que (¡voy a contarlo!) hemos sido salvados porque la Vida vence a la Muerte.
Para llegar a la fiesta pascual con nuestro mejor vestido, hemos de seguir unas indicaciones claras. La Iglesia, que es madre y quiere que sus hijos luzcan estupendos, tiene señalado el tiempo de Cuaresma para que nos preparemos. 40 días para que avancemos en el camino, convirtiéndonos y purificando el corazón. El número proviene de los que pasó Jesús en el desierto, que es el protagonista de la historia y a quien debemos imitar. No olvidemos que para todos, también para quienes la Semana Santa son solo días de folclore, hay unas instrucciones que se deben aplicar a la vida. La famosa ley natural que todo hombre lleva en su interior impresa. Los pasos que nos permiten bailar durante el camino. Y llegar a lo que hemos venido: ser felices.