El Papa pide para la Cuaresma que «no nos cansemos de hacer el bien» - Alfa y Omega

El Papa pide para la Cuaresma que «no nos cansemos de hacer el bien»

En su tradicional mensaje para este tiempo, Francisco también invita a la oración y a luchar contra la dependencia de los medios digitales

Fran Otero
El cardenal Angelo Comastri impone la ceniza sobre la cabeza del Papa. Foto: CNS.

La Santa Sede ha hecho público este jueves el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma de este año, un texto en el que Pontífice insiste, una y otra vez, en la necesidad de hacer el bien. «En este tiempo de conversión, apoyándonos en la gracia de Dios y en la comunión de la Iglesia, no nos cansemos de sembrar el bien. El ayuno prepara el terreno, la oración riega, la caridad fecunda», escribe.

En este sentido, invita a dejar atrás «la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir», y a aprovechar este «tiempo favorable» para «cambiar de mentalidad» y para que «la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar».

«Sembrar el bien para los demás –insiste el Papa– nos libera de las estrechas lógicas del beneficio personal y da a nuestras acciones el amplio alcance de la gratuidad, introduciéndonos en el maravilloso horizonte de los benévolos designios de Dios».

En concreto, anima a poner la fe y la esperanza en el Señor y alerta ante la tentación de encerrarse en el individualismo y refugiarse en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás. «Aprovechemos esta Cuaresma para cuidar a quienes tenemos cerca, para hacernos prójimos de aquellos hermanos y hermanas que están heridos en el camino de la vida. La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar a quien está necesitado; para llamar a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar a quien sufre la soledad», apunta en una clara referencia al ejercicio de la caridad y la limosna.

También pide que no se descuide la oración, otro de los pilares cuaresmales: «Necesitamos orar porque necesitamos a Dios. Pensar que nos bastamos a nosotros mismos es una ilusión peligrosa». Así, recuerda que nadie se salva solo, pero, sobre todo, «nadie se salva sin Dios». «La fe no nos exime de las tribulaciones de la vida, pero nos permite atravesarlas unidos a Él», agrega.

Del mismo modo, hace una invitación a «extirpar el mal» de nuestra vida y a luchar contra el pecado, una idea que vincula al ayuno. En este sentido, cita el riesgo de la dependencia de los medios de comunicación digitales, que «empobrece las relaciones humanas». Así, propone que durante el tiempo de Cuaresma se promueva «una comunicación humana más integral».