«Es triste ver a cristianos sentados en el sillón de la pereza»
El Papa anima a los fieles a «no descuidar la oración, incluso en los días más ajetreados»
Al hilo del Evangelio del día, en el que Jesús anuncia su segunda venida, el Papa Francisco ha animado este domingo a los fieles cristianos a «no adormecerse y no permitir que la vida espiritual se ablande en la mediocridad», y ha propuesto como remedio «no descuidar la oración, incluso en los días más ajetreados». «Es triste ver a los cristianos sentados en el sillón de la pereza. La acedia es un gran enemigo de la vida espiritual que nos hace precipitarnos hacia la tristeza y nos quita las ganas de vivir», ha advertido el Pontífice en el rezo del ángelus.
«Estén atentos a ustedes mismos, vigilen. Vigilar significa no permitir que el corazón se vuelva perezoso. Hay muchos cristianos adormecidos, anestesiados por la mundanidad. Sin pasión, sin entusiasmo por el Evangelio», ha señalado Francisco. Ha insistido en que existen «cristianos que siempre miran hacia adentro, incapaces de mirar al horizonte». «Esto nos hace caer en la indiferencia, la apatía, incapaces de hacer algo que no sea cómodo. Es una vida triste», ha lamentado.
El Papa ha invitado a los católicos a hacer examen de conciencia: «¿Qué es lo que me pesa en el corazón? ¿Qué me hace sentarme en el sillón de la pereza? ¿Cuáles son las mediocridades que me paralizan, los vicios que me aplastan contra el suelo?». Y ha propuesto la medicina de la oración: «Nos reaviva, nos devuelve a Dios, nos recuerda el propósito de la existencia». En este primer domingo de Adviento, Francisco ha animado a «rezar con frecuencia esta oración: ”¡Ven, señor Jesús!”».
Oración por los migrantes
El Pontífice ha manifestado su inquietud por los migrantes «que están exponiéndose a peligros muy grandes y perdiendo la vida en las fronteras». «Siento dolor por los que han muerto en el canal de La Mancha, en la frontera de Bielorrusia, por los que mueren ahogados en el Mediterráneo. Sepan que estoy cerca de ustedes. Agradezco la labor de todas las instituciones, dentro y fuera de la Iglesia, comprometidas con aliviar su sufrimiento», ha afirmado.