Purificación de intenciones - Alfa y Omega

Purificación de intenciones

Maica Rivera

Hemos aguardado con incertidumbre durante seis largos años, por si nunca llegaba, la nueva ficción de Jonathan Franzen. Para resarcimiento general, esta novela trae lo que esperábamos de él. Un vínculo profundo con su obra maestra, Libertad. De nuevo, una saga familiar americana del Medio Oeste, con la promesa de una trilogía. Mayor intensidad, mayor complejidad. Y la sorpresa: el foco se pone sobre la religión.

Esta es la historia de la familia Hildebrandt en vísperas de la Navidad de 1971. El progenitor, Russ Hildebrandt, pastor protestante progresista de un barrio residencial, descendiente de menonitas, toma conciencia de que su matrimonio hace aguas mientras se solaza con la cercanía de la joven viuda Frances Cottrell, recién incorporada al círculo parroquial que atiende la zona más pobre del casco urbano. Cegado por su egocentrismo, no sospecha los traumas que arrastra su esposa, Marion (falta de amor maternal, un padre suicida, un aborto sufragado por un proxeneta…), que le desencadenaron un desorden mental heredado ahora por el más brillante y conflictivo de sus cuatro hijos, el adolescente Perry, consumidor y traficante de droga. Este polvorín a punto de implosionar prende mechas mientras Clem, el primogénito universitario, sufre un noviazgo absorbente que le aboca a presentarse voluntario a Vietnam, alejado de su pacifista progenitor y de su adorada hermana, Becky, a la que ha forjado hasta la fecha como atea en ciernes, pero que, en su ausencia, por su cuenta y riesgo, ha decidido abandonar la zona de confort de estudiante popular del instituto para traspasar nuevos umbrales: los del primer amor, la revolución contracultural y el compromiso adulto con la vida de fe.

A todos los personajes enjuicia Franzen, en la medida en que cada uno de ellos se muestra como el más terrible juez de sí mismo. Que el pequeño Jay, el benjamín, sea el más juicioso y menos contradictorio de los Hildebrandt, por su edad, revela el nivel de fragilidad extremo del clan.

La clave es que, efectivamente, nos encontramos ante una serie de encrucijadas vitales simultáneas, concentradas magistralmente y marcadas por las líneas temporales de Adviento y Pascua. Sin olvidar que tenemos la encrucijada como concepto literal dando nombre al grupo juvenil de la iglesia local que concita las más grandes y graves pasiones sobre el escenario de una adolescencia asfixiante, recreada como cárcel mental y de los sentidos, de cuyos influjos ni siquiera escapan los responsables de la comunidad, enzarzados en un inmaduro choque de egos a causa de las divergencias entre los valores que vendrían a representar la vieja guardia (Russ con su enfoque del ministerio pastoral, político y orientado a la Biblia) y el adalid jipi (Rick Ambrose, de greñas morenas y bigote a lo Fu Manchú, con su estilo psicológico y callejero).

¿Blues negro americano o rock inglés? Este clásico conflicto intergeneracional entre conservadurismo y rebeldía radical sobrepasa aquí las vistosas hechuras setenteras para recrearse en las posibilidades y los riesgos de recolocación de un nuevo activismo social dentro del marco de las creencias religiosas, sin disociarse de estas. Lo singular de este escrutinio franzeniano es cómo proyecta los tópicos de malestar de la clase media hacia espacios críticos de crecimiento interior, relacionados con la vivencia del cristianismo y la creencia en Dios. Todo se resumiría en el anhelo común, en distintos grados de preocupación, de profesar una bondad libre de servidumbres, porque si algo caracteriza esta novela coral es el hilo de reflexión continua sobre la purificación de intenciones con un cristianismo de fondo que tiene demasiados escapes.

Encrucijadas
Autor:

Jonathan Franzen

Editorial:

Salamandra

Año de publicación:

2021

Páginas:

640

Precio:

24 €