Omella: «Puede estallar una bomba social si no se gestionan bien las ayudas de la pandemia»
El presidente de la CEE advierte de que la crisis actual «recuerda al final del Imperio romano»
El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, advierte en una entrevista publicada este domingo en La Vanguardia de que, con motivo de la pandemia de COVID-19, «hay mucha gente que se ha quedado sin trabajo y que tendrá muchas dificultades para encontrarlo». «Hay muchas empresas que han cerrado y que no volverán a abrir. Esas realidades están ahí y no se pueden ignorar. Cuidado porque hay una bomba social que puede explotar si las ayudas no se gestionan bien», alerta el prelado.
Omella cree que la crisis del coronavirus ha acelerado «una época de cambio, especialmente en Europa». «Es una época que, salvando todas las distancias, podríamos comparar al final del Imperio romano. Hay valores que se han perdido y hay valores nuevos que están surgiendo, y otros que aún no emergen. Estamos desorientados», afirma el arzobispo.
En concreto, opina que «hay un asunto crucial que es la familia, la célula básica de la sociedad». «La familia está siendo vista desde otra perspectiva. Hay pocos nacimientos, la sociedad está envejeciendo. ¿Qué hacemos con la familia? ¿Qué hacemos con la natalidad? ¿Qué hacemos con el aborto? ¿Qué hacemos con los mayores? Creo que estamos ante la oportunidad de poner en pie una nueva escala de valores fundamentados en la cultura cristiana. Hay que evangelizar con ardor, pero sabiendo en qué mundo vivimos», propone.
Señales de esperanza
Aunque admite que «las sociedades europeas se hallan en un avanzado proceso de secularización», destaca que «también hay señales interesantes para la Iglesia». Y cita los siguientes ejemplos: «En Barcelona, una de las ciudades más secularizadas de Europa, las Misas en la Sagrada Familia vuelven a estar llenas. Estamos observando una mayor presencia de jóvenes en el voluntariado católico y en los ejercicios espirituales. Hay un resurgimiento de la pastoral juvenil en Barcelona. Está creciendo el número de personas no bautizadas que piden bautizarse. No son grandes números, pero son brotes que nos envían una señal esperanzadora».