El Papa sobre Cataluña: «La unidad nacional nunca se logrará sin reconciliación»
La crisis de Afganistán es «algo especial, tiene otro significado» más allá de otras guerras. Por eso, en una entrevista a la COPE Francisco insiste en hacerle frente con «oración y ayuno»
La Secretaría de Estado del Vaticano «está ayudando, al menos ofreciéndose», para aportar soluciones en la crisis de Afganistán. Lo ha afirmado el Papa Francisco en una extensa entrevista en la cadena COPE. «El cardenal Parolin es el mejor diplomático que yo he conocido. De esos que suman, no restan». Pero ante una situación «difícil», ha subrayado el Santo Padre, «como pastor debo llamar a los cristianos a una oración especial» y al ayuno, como hizo el pasado domingo en el ángelus. «Vivimos distintas guerras, piensen en Yemen. Pero esto es algo especial, tiene otro significado».
La larga conversación, de cerca de una hora y media, se ha emitido en el programa Herrera en COPE, dentro de un espacio especial que coincide con el estreno de la nueva temporada radiofónica. Ha sido posible gracias a la corresponsal de la cadena radiofónica en el Vaticano, Eva Fernández, que también es colaboradora de Alfa y Omega.
«Renunciar es lícito», ha reconocido al hablar de la salida de las potencias occidentales de Afganistán. Pero lo importante es «el modo cómo se negocia una renuncia, una salida». Y «parece que no se tuvieron en cuenta todas las eventualidades». Tal vez «hubo mucho engaño de parte de las nuevas autoridades, o mucha ingenuidad, no entiendo». En todo caso, el Pontífice se ha hecho eco de unas palabras de la canciller alemana, Angela Merkel: «Es necesario poner fin a la política irresponsable de intervenir desde fuera y de construir en otros países la democracia, ignorando las tradiciones de los pueblos».
Primera entrevista tras la operación
Se trata de la primera entrevista que el Santo Padre concede a una radio española. Es también la primera que realiza desde su operación de principios de julio, cuando se le extirpó la parte izquierda del colon debido a una estenosis diverticular. «Estoy vivo», responde sobre su salud nada más comenzar la entrevista. Y es gracias a un enfermero, que «me decía: «Tiene que operarse”. Había otras opiniones, de que con antibióticos…». Tras la intervención, sigue tomando medicación porque «el cerebro tiene que acostumbrarse a que el intestino tiene 30 centímetros menos». Pero por lo demás se encuentra bien. «Puedo comer de todo, cosa que antes no podía». Y hace vida normal. Incluso ha pronosticado que el prójimo viaje a Hungría y Eslovaquia, del 12 al 15 de septiembre, «al final va a ser igual que los otros», aunque en un principio se lo intente tomar con más calma «porque uno tiene que reponerse del todo».
Ante la posibilidad de encontrarse con el primer ministro, Viktor Orban, de quien le separan algunas ideas sobre todo sobre inmigración, ha reconocido que no va «con libreto. Cuando está delante una persona la miro a los ojos y dejo que salgan las cosas». Ir con las palabras preparadas «es una serie de futuribles que no me ayudan». Cada país debe valorar, siendo «muy honesto consigo mismo», cuántos inmigrantes puede acoger. «Italia tiene pueblos casi vacíos. La inmigración es una ayuda» frente a esto. Pero solo lo será si la acogida lleva consigo un proceso de integración. Si no, «es un peligro, porque se sienten extraños». En este sentido, ha alabado las ayudas que ofrecía Suecia a los inmigrantes latinoamericanos que huían de las dictaduras del siglo pasado.
El Papa también ha relacionado el invierno demográfico y el envejecimiento de la población, «uno de los dramas de la cultura actual europea», con la eutanasia. A raíz de una pregunta sobre su legalización en España, ha conectado esta práctica con la inversión de la pirámide de población y con la cultura del descarte. Ancianos, enfermos terminales y niños no queridos «molestan» y son valorados desde una perspectiva que solo «mira el provecho, a veces usando la compasión: que no sufran». Pero hay que preguntarse si «es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema». La alternativa que pide la Iglesia es «ayudar a morir con dignidad».
La crisis catalana
Ante la pregunta de Carlos Herrera sobre la crisis en Cataluña, el Santo Padre le ha devuelto otra: «si España está totalmente reconciliada con su propia historia, sobre todo del siglo pasado». Eso es, para él, «clave en cualquier país que tiene este tipo de problemas». Y, en caso de que no sea así, debe iniciar un proceso en ese sentido. «Eso no significa claudicar de la propia postura». Pero sí «huir de las ideologías». El concepto de «unidad nacional» es «fascinante, pero nunca se logrará sin la reconciliación básica de los pueblos», que implica luchar contra «ese inconsciente deshonesto que me hace juzgar al otro como enemigo histórico».
Los procesos de independencia de países que se han dado en el pasado o están desarrollándose ahora, ha apuntado también el Santo Padre, «son hechos históricos caracterizados por una serie de particularidades. Son ustedes, los españoles, los que tienen que juzgar» si esas se dan en nuestro país.
¿Y visitará España en 2022 con motivo del Año Santo Compostelano? Es una posibilidad que está pensando, como «prometí al presidente de la Xunta de Galicia». En cualquier caso, ha matizado Francisco, «si voy, voy a Santiago, pero no a España». Esto se debe a que «mi opción de viajes a Europa son los países chicos»: Albania primero; ahora, Eslovaquia, y «después Chipre, Grecia y Malta».
Caso Becciu
Sobre la corrupción del Vaticano y el macrojuicio al cardenal Angelo Becciu y otros seis acusados que arrancó en julio, el Papa ha compartido cómo al recibir la denuncia de dos personas y animarlas a seguir adelante, al ver que «estaban un poco acobardadas, para darles ánimos metí mi firma debajo de la de ellos». «No tengo miedo a la transparencia y a la verdad. A veces duele. Pero es lo que nos hace libres».
Ha confesado también que en su corazón tiene el deseo de que Becciu, a quien aprecia y que ha sido colaborador suyo, sea declarado inocente. Pero tendrá que decidirlo una justicia vaticana. Ahora esta se encuentra más «consolidada», lo que «ayudó a enfrentar esta situación». «Desde hace tres años se fue avanzando de forma que fuera más independiente, con los medios técnicos, nombramiento de jueces nuevos, ministerio público nuevo». Eso no impide que se puedan repetir casos así en el futuro. «La corrupción es una enfermedad en la que se recae». Pero «espero que estos pasos ayuden a que suceda cada vez menos».
En relación con las otras reformas que ha abordado en su pontificado, ha adelantado en la entrevista que la de la Curia, a la que solo le resta su visto bueno a la constitución apostólica Predicate Evangelium, «no va a tener nada de nuevo» salvo «algún detalle» de «cambio de dicasterios» que ya se ha anunciado. «Lo que hice fue procurar poner en marcha lo que los cardenales dijimos en las reuniones precónclave. Estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento».
Asimismo, ha valorado positivamente los «pasos muy claros» que se han dado en la defensa de los menores frente a los abusos sexuales, y el papel del cardenal Sean O’Malley. Con todo, ha subrayado el problema de la pornografía infantil, que «no se explica sin la presencia del diablo». Y ha apuntado a la responsabilidad de algunos gobiernos «que permiten que en su país se filme».
China, cambio climático y Europa
En relación con las problemáticas relaciones de la Santa Sede con China y la polémica sobre el acuerdo para el nombramiento de obispos, Francisco ha reconocido en la entrevista a Carlos Herrera que «te pueden engañar, puedes equivocarte»; pero el diálogo «es el camino». Lograr eso con China es el mayor avance. Su referente, ha apuntado, es el cardenal Agostino Casaroli, impulsor de la Ostpolitik, el acercamiento a los países comunistas durante los pontificados de Juan XXIII y Pablo VI.
En cuanto a otros desafíos globales, Francisco ha ratificado su intención de participar, si no hay imprevistos, en la Cumbre del Clima de Glasgow, prevista para noviembre. Sobre la realidad europea, el Obispo de Roma ha subrayado que «o Europa continúa» avanzando hacia su unidad, «mejorando y perfeccionando la UE, o se desintegra».
En la segunda parte de la entrevista, de un tono más personal, Francisco ha mostrado su deseo de que se piense en él como «un pecador que trata de hacer el bien». Respondiendo a los rumores sobre su renuncia, ha subrayado que «ni se me pasó por la cabeza». Antes, había reconocido que supo de ellos gracias a Eva Fernández porque no sigue esas cuestiones en los medios. Más en general, sobre las polémicas que a veces surgen por «interpretaciones un poco distorsionadas de alguna palabra mía yo me callo, porque aclarar es peor».