La villa de Montañana, la joya medieval de Barbastro-Monzón
En la comarca oscense de Ribagorza se encuentra la villa medieval de Montañana, joya del románico habitada por caballeros templarios y que conserva en pie dos iglesias y vestigios de castillos
«Sin duda, tenemos que hablar de Montañana», asegura Ángel Noguero, delegado de Patrimonio de la diócesis de Barbastro-Monzón. «Es el núcleo medieval más auténtico que podemos encontrar en Aragón», y que, a día de hoy, conserva dos iglesias románicas y los restos de una tercera, vestigios de dos castillos y un puente de traza medieval de doble arcada que se ha convertido en el símbolo de la localidad. El delegado, también director del museo de la diócesis y experto en historia del arte, detalla que el primer dato registrado «es de finales del siglo X, cuando en el cartulario de Alaón se cita la existencia del castro cristiano de Montañana».
La población estuvo habitada principalmente por templarios y, más tarde, por caballeros de la Orden de Santo Sepulcro de Jerusalén. De hecho, en la iglesia de San Juan Bautista los aspirantes pasaban la noche en oración antes de ser nombrados caballeros. Este templo, de planta basilical, conserva en la clave de la arcada la cruz de la orden «entre dos medias lunas rayadas, que podrían simbolizar la luna y el sol». En el interior se conservan pinturas murales «muy estropeadas, pero se sabe que están dedicadas a santa Úrsula», mártir fallecida en Colonia a manos de los hunos.
En la cumbre de Montañana se encuentra la joya del conjunto arquitectónico, la iglesia de Nuestra Señora de Baldós, de una sola nave con crucero, ábside semicircular y campanario de tres pisos. Los capiteles, destaca el delegado, «son una Biblia en piedra». En Baldós «se representan el pecado y sus consecuencias en un lateral, y la redención en el otro». Como curiosidad, aparece una figura «que no se da mucho en el Románico, formada por tres bocas, tres narices y cuatro ojos». Es un símbolo anterior al cristianismo «que perduró durante la Edad Media como forma decorativa o demoníaca, y fue adaptada en el siglo XIV como manifestación de la Santísima Trinidad; pero este de Montañana es anterior». El castigo de la lujuria en una figura femenina atormentada por dos monstruos o la fruta prohibida, simbolizada en una higuera –«debía de ser el árbol que más abundaba»–, son otros detalles de la didáctica portada.
En la restauración del interior han aparecido pinturas del gótico lineal «de valor incalculable». Están representados los apóstoles y la Virgen y, en otra zona, la historia de un obispo. «No sabemos con precisión cuál es, porque los temas que se representan son comunes: nacimiento, elección, consagración… Pero en una escena aparecen dos ejércitos». Cuenta Noguero que «en la conquista de Valencia, Jaime I y los nobles aragoneses casi se enfrentaron por la distribución de los pueblos que iban a conquistar. Pero un obispo de Huesca hizo de pacificador». Podría ser él. Por cierto que, en el ábside hoy desnudo, hubo a finales del siglo XV «un retablo gótico dedicado a la Virgen y a Jesucristo y que fue vendido en 1920 a un marchante de arte de Barcelona». Las piezas están divididas en varios museos.
Montañana es un pueblo oscense situado al sur de Arén, en el valle del río Noguera Ribagorzana y a 616 metros de altitud. Se ubica a dos kilómetros hacia el noroeste de la localidad de Puente de Montañana. Declarado Bien de Interés Cultural en su calidad de Conjunto Monumental desde 1984, es un universo que lleva hasta la Edad Media.
«Cuando el visitante cruza el puente medieval accede a un entramado de calles estrechas, tortuosas y empinadas» que se despliegan por la ladera del montículo con viviendas aún conservadas, recrea el delegado de Patrimonio de Barbastro-Monzón.