A propósito del Brexit y la presidencia portuguesa - Alfa y Omega

Comenzó el año 2021 con un Brexit saldado in extremis y una Unión Europea que navega desde el 1 de enero con la presidencia portuguesa al timón del Consejo, institución que cada seis meses es comandada rotatoriamente por un estado miembro. Será la experimentada diplomacia lusitana la encargada hasta el 1 de julio de crear el contexto para la consolidación y aplicación del acuerdo de retirada entre la Unión y su antiguo estado miembro. Una tarea nada fácil de llevar a cabo que, a buen seguro, traerá titulares con cierta frecuencia a los medios de comunicación. Porque temas tan espinosos y de tal envergadura como los migratorios, pesqueros, fronterizos o aduaneros no se solventan exclusivamente con un complejo texto de casi 1.250 páginas. La realidad concreta nos irá diciendo si las reglas esbozadas son cumplidas debidamente por ambas partes y no surgen contratiempos o prácticas que no responden al espíritu (o al texto) de tan importante acuerdo.

La Unión Europea, representada en las negociaciones por el experimentado político y diplomático francés Michel Barnier, duro y seco negociador, ha zanjado las veleidades manifestadas en ocasiones por la contraparte británica, que esperaba una debilidad negociadora en un bloque europeo de estados con intereses en ocasiones dispares. En esta ocasión de poco valieron las llamadas a Merkel o Macron: el Reino Unido comprendió que el acuerdo no era un entendimiento con Alemania o Francia, sino con la Unión Europea en la persona de su negociador-jefe. Ya no es ni simbólicamente aplicable, mutatis mutandis, el supuesto titular de un diario británico de los años 40 del pasado siglo que rezaba: «Niebla en el canal. El continente está aislado». El Brexit no ha aislado a la Unión Europea, que sigue su camino con un importante miembro menos, ciertamente, pero también con un programa de futuro definido por la presidencia portuguesa para los seis meses que tenemos por delante, con el lema Tiempo de actuar: por una recuperación justa, verde y digital.

Se busca en esta nueva etapa de la UE promover la recuperación de Europa –aprovechando las transiciones climáticas y digitales–, aplicar el Pilar Social de la Unión Europea como elemento clave de cohesión y justicia social, y fortalecer la autonomía estratégica de Europa manteniéndola abierta al mundo. En definitiva, una Europa más resiliente, social, ecológica, digital y global. Como soporte a la acción común se encuentra el Marco Financiero Plurianual (MFP) de la UE para el periodo 2021-2027 (1,0743 billones de euros), junto con el instrumento de recuperación Next Generation EU, de 750.000 millones de euros: un total de 1,8 billones de euros en los próximos años para sustentar la recuperación de la pandemia de COVID-19 y las prioridades a largo plazo de la UE en diferentes ámbitos de actuación.

El impulso de la economía verde mediante el Pacto Verde Europeo y el liderazgo mundial en la acción climática es uno de los objetivos estrella de una UE que busca una ambiciosa neutralidad climática para 2050 (incluidas reducciones de emisiones de CO2 de, al menos 55 % en 2030), además de una agricultura y pesca sostenibles. La aceleración de la transformación digital al servicio de los ciudadanos y las empresas es otra de las prioridades portuguesas para la UE, evitando que la digitalización cree nuevas masas de descartados sociales, y promoviendo el refuerzo de los derechos individuales a través de la Carta de Derechos Digitales, que presentará próximamente. El refuerzo del modelo social europeo, «transmitiendo confianza a los ciudadanos para recuperarse de la crisis y hacer frente al clima y a las transiciones digitales, asegurando que nadie se quede atrás» es una finalidad declarada de la presidencia portuguesa, que ambiciona, además, afianzar un multilateralismo efectivo y el posicionamiento geopolítico de la UE como actor global.

Espíritu de solidaridad

La COMECE trabaja cotidianamente para que las políticas europeas se orienten al bien común, siguiendo la doctrina social de la Iglesia, experta en humanidad. A través de sus contribuciones (que son accesibles en su web comece.eu), expertos de COMECE elaboran regularmente documentos y opiniones sobre un amplio abanico de temas que están en el debate europeo. Además, en los últimos años, una delegación de COMECE y CEC (Conferencia de Iglesias Europeas, que representa al protestantismo, la ortodoxia y el anglicanismo), en un espíritu de servicio al bien común, se reúne con los gobiernos de los Estados miembros que ostentan la presidencia del Consejo de la Unión Europea para intercambiar perspectivas sobre las prioridades y acciones de sus respectivas presidencias, recalcando la importancia de la subordinación de las políticas al bien integral del hombre, de todos y cada uno de nosotros, en particular, de los que, en palabras del Papa Francisco, se encuentran en la periferia, de los que están en una situación de pobreza o vulnerabilidad. Esperamos que la próxima reunión con la presidencia portuguesa del Consejo de la UE en Lisboa –si la pandemia lo permite– sea una ocasión propicia para impulsar este espíritu de solidaridad en nuestra Europa.