20 misioneros murieron violentamente en 2020, el dato más bajo desde 2013 - Alfa y Omega

20 misioneros murieron violentamente en 2020, el dato más bajo desde 2013

A los agentes de pastoral asesinados o fallecidos en incidentes como robos o incendios se suman «cientos» de sacerdotes, religiosos y obispos muertos a causa de la COVID-19

Redacción
Tres agentes fueron asesinados en Nigeria
Seminaristas de Kaduna, en Nigeria. Foto: ACN

En el año 2020 han muerto de forma violenta en el mundo 20 misioneros: ocho sacerdotes, un religioso, tres religiosas, dos seminaristas y seis laicos. Esta cifra hace que los asesinados en los últimos 20 años asciendan a 535, con una media de 27 por año. Es decir, este año se han producido menos muertes violentas de misioneros, hasta el punto de ser la mitad de las 40 ocurridas en 2018. Así se desprende del recuento que la agencia Fides elabora cada año.

El informe de Fides recuerda, además, que en este año marcado por la pandemia, han perdido la vida por el coronavirus cientos de sacerdotes y religiosas, además de agentes de pastoral y obispos. Solo en Europa, al menos 400 presbíteros, de los cuales no pocos eran misioneros retornados. «Los sacerdotes son la segunda categoría después de los médicos que han pagado un precio más alto», se asegura.

América, el más sangriento

Por continentes, América vuelve a ser el que ha registrado más asesinatos: un total de ocho, cinco sacerdotes y tres laicos. En esta región, destaca Nicaragua, que ha sido escenario de tres muertes. En el contexto de violencia que se ha apoderado del país, la agencia católica recuerda a Lilliam Yunielka y Blanca Marlene González, dos hermanas de 12 y 10 años, pertenecientes a Infancia Misionera y brutalmente asesinadas el 15 de septiembre. También a Bryan José Coronado Zeledon, de 17 años, músico y miembro de la Pastoral Cristo Joven de la Catedral de Matagalpa, hallado muerto a orillas del Riío Grande el 19 de septiembre.

Le sigue África con siete muertes, casi la mitad en Nigeria. Dos de ellos, el laico Augustine Avertse, responsable de la comunidad católica de San Agustín, en el céntrico estado de Nasarawa, y el seminarista Michael Nnadi, asesinado después de ser secuestrado con cuatro compañeros del seminario mayor del Buen Pastor en Kakau, sucumbieron a la creciente violencia que golpea el país. Y además una religiosa, la hermana Henrietta Alokha, directora del Bethlehem Girls College, en la zona de Abule Ado de Lagos, murió mientras intentaba salvar a sus alumnas de un incendio, el 15 de marzo.

En Asia, dos de los tres agentes de pastoral asesinados lo fueron en Indonesia: el catequista Rufinus Tigau, tiroteado por el Ejército y la Policía el 26 de octubre, y el seminarista Zhage Sil, encontrado en un foso en Jayapura el 24 de diciembre. Cierra la lista Europa, donde un sacerdote y un religioso han perdido la vida de forma violenta en Italia. Roberto Malgesini fue asesinado en Como el 15 de septiembre por un vagabundo con problemas mentales, uno de los muchos pobres a los que se dedicaba. Y fray Leonardo Grasso, de los Camilos, falleció el 5 de diciembre en el incendio que destruyó la sede de la comunidad de rehabilitación de drogadictos y enfermos de sida que dirigía en Riposto, en la zona de Catania.

No solo ad gentes

Desde hace algún tiempo, esta lista anual no solo se refiere a los misioneros ad gentes en sentido estricto, sino que trata de reflejar todos los casos en los que bautizados comprometidos con la vida de la Iglesia han muerto de manera violenta, no solamente «por odio a la fe». Se incluyen por tanto, y así ha ocurrido en el año que termina, agentes pastorales asesinados durante intentos de robo o que se han visto envueltos en tiroteos u otros delitos violentos en contextos marcados por «la pobreza económica y cultural» o la «degradación moral y ambiental».

«Ninguno de ellos ha realizado hazañas o acciones llamativas, sino que simplemente han compartido la misma vida cotidiana» de la gente. Por esta razón, y para no interferir en el juicio de la Iglesia, la agencia explica que prefiere evitar el término de «mártires». Antes del cambio de siglo, los años con más muertes violentas fueron 1994 (con 248 asesinados, casi todos durante el genocidio de Ruanda), 1997 (68) y 1996 (48). Por el contrario, solo en 1990 (17), 1991 (19), 2004 (16) y 2012 (13) se habían producido menos que este año.