El Papa invita en el ángelus a transmitir una alegría «centrada en Jesús»
Francisco ha invitado a los cristianos a transmitir la alegría del Evangelio y ha advertido a aquellos que tienen «cara fúnebre» y «entristecida»: «Cristo ha resucitado, te ama y tú no tienes alegría»
«¿Soy una persona alegre, que sabe transmitir la alegría de ser cristiano? ¿O no tengo la alegría de la fe? Los demás pueden decir: si la fe es tan triste, tal vez es mejor no tenerla», ha apuntado el Papa durante el ángelus de este domingo, informa Europa Press.
Asomado al balcón de su estudio privado en la Biblioteca Apostólica del Vaticano para la oración mariana dominical, Francisco ha señalado que la «invitación a la alegría es característica del tiempo de Adviento». De este modo, ha añadido que «la espera del nacimiento de Jesús es alegre» como cuando se espera «la visita de un amigo o un pariente a quien queremos y hace mucho que no vemos». Y ha agregado: «Esa dimensión de la espera emerge especialmente hoy, tercer domingo, que se abre con la exhortación de san Pablo: “Alegraos siempre en el Señor” ».
Así, el Papa ha recordado que «una vez un filósofo dijo: no entiendo cómo se puede creer hoy. Aquellos que dicen que creen tienen un rostro un poco fúnebre, no dan testimonio de la alegría de la resurrección de Jesucristo». También ha apuntado que «hay cristianos con esa cara un poco entristecida, fúnebre. Cristo ha resucitado, te ama y tú no tienes alegría».
Salir de uno mismo para encontrarse
Por otra parte, antes de dirigir el ángelus Francisco ha señalado que el Evangelio de este domingo presenta al personaje bíblico que, «sin ser la Virgen ni san José, vivió primero y mayormente la espera del Mesías y la alegría de verlo llegar: Juan el Bautista». Es, además, «el primer testigo de Jesús, en la palabra y en el don de la vida, que dedicó su vida a anunciar que Jesús era el Cristo». Siendo un líder de su tiempo, «no cedió ni por un instante a la tentación de centrar la atención sobre sí mismo. Como la Virgen, siempre señala al Señor».
«He aquí la primera lección de la alegría cristiana», ha aseverado Francisco, «que es la de descentrarse de uno mismo para centrarse en Jesús». Sin embargo, «esto no es la alienación, porque Él es la luz de la vida de cada hombre y cada mujer que vienen a este mundo. Es un amor que me llama a salir de mí mismo, no para perderme, sino para encontrarme mientras busco el bien del otro».
«La alegría no es fácil»
«El camino de la alegría no es fácil, no es un paseo», ha admitido. Pero «seguir a Juan el Bautista es el ejemplo para las personas que se dedican a anunciar a Jesús». Porque la alegría, en definitiva, «es orientar a las personas hacia Jesús, no hacia uno mismo».
En este tercer domingo de Adviento, después del ángelus el Santo Padre también ha bendecido a los Bambinelli, las imágenes del Niño Jesús que luego se pondrán en los belenes de Roma. Este año, debido a la pandemia, eran muchos menos los niños reunidos en la plaza de San Pedro en este encuentro festivo, promovido por el Centro Oratori Romani. Sin embargo, Francisco se ha dirigido también a los que seguían la bendición desde los oratorios infantiles o desde sus casas: «Cuando recéis en casa, delante del belén con vuestra familia, dejaos atraer por la ternura del Niño Jesús, nacido pobre y frágil en medio de nosotros para darnos su amor».