Semana sangrienta: 63 personas asesinadas en R. D. Congo en los últimos días
Además de atacar varias aldeas, las Fuerzas Democráticas Aliadas secuestraron el domingo a 45 civiles, incluidos niños. Desde el 30 de octubre de 2019 han acabado con 587 personas
El hallazgo el lunes de 14 cuerpos de civiles asesinados en República Democrática del Congo confirman que este ha sido un fin de semana especialmente violento en el país. Los cuerpos se descubrieron en las aldeas de Makutano y Tchekele, ubicadas en el territorio de Beni, en la provincia de Kivu del Norte, después de varias incursiones efectuadas este fin de semana por supuestos miembros de las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF, por sus siglas en inglés). Informa de ello Efe, que ha recibido confirmación de autoridades locales y activistas de la sociedad civil.
«La situación aún es tensa aquí en Beni. Anteayer nos informaron de una incursión de estos ugandeses», dijo a Efe por teléfono el activista de la sociedad civil Kizito Bin Hango, quien confirmó el número de fallecidos.
El administrador del territorio de Beni, Donat Kibwana, también corroboró a Efe esos datos y aseguró que el Ejército ha desplegado soldados para restaurar la seguridad en la zona, que sufre además el impacto de las epidemias de ébola y coronavirus.
45 civiles secuestrados
«Este fin de semana se ha revelado como uno de los más mortales: empezó con siete muertos y ha terminado con otras 25 víctimas», abunda el Centro de Estudios para la Paz, la Democracia y los Derechos Humanos (CEPADHO) en un comunicado enviado a la agencia Fides sobre la situación tanto en Beni como en Irumu.
Según su relato, en las primeras horas de la mañana del domingo, los terroristas islámicos de las ADF irrumpieron en Ruwenzori y en Beni-Mbau. En la primera localidad asesinaron salvajemente a siete civiles, entre ellos tres mujeres. Después, en Lose-Lose, raptaron a 45 civiles, saquearon 15 tiendas y tres farmacias, incendiaron seis casas y saquearon un dispensario de una comunidad protestante. Entre las víctimas de esta localidad se encontraba una líder comunitaria católica.
Desde el CEPADHO aseguran que de momento se desconoce el destino de los 45 civiles secuestrados, entre los que se encuentran varios niños. Pero temen que sean utilizados como escudos humanos para garantizar los movimientos de los captores.
Los ataques a otras localidades durante el domingo se saldaron con un balance final de 25 civiles muertos. Con ellos, suman 49 civiles asesinados en una semana, desde el lunes 18. Y 63 con los que fueron descubiertos el lunes.
Campaña de represalias
Las ADF empezaron su campaña violenta en 1996 en el oeste de Uganda como contestación política al régimen del presidente ugandés, Yoweri Museveni, pero el Ejército forzó su repliegue a la frontera con la República Democrática del Congo. Desde allí realizan incursiones en territorio congoleño, sobre todo para saquear y conseguir víveres.
Su programa es difuso, más allá de una posible conexión con la organización yihadista Estado Islámico (EI) y un modus operandi consistente en atacar y ocultarse gracias a una geografía montañosa.
El 30 de octubre de 2019, el Ejército congoleño lanzó una ofensiva a gran escala contra el grupo, y como represalia las ADF endurecieron sus ataques. Desde entonces, han asesinado a 587 civiles.
Conflicto enquistado
Las ADF son el grupo más importante de los que opera en la conflictiva región este del país. Pero en realidad son 150 las milicias activas en la zona fronteriza con Uganda, Ruanda y Burundi. Un conflicto relacionado entre otros factores con la lucha por el control de los ricos recursos naturales del subsuelo, como el coltán.
El recrudecimiento de la violencia en los últimos meses ha llevado a la población a manifestar, a veces de forma violenta, su rechazo a la actitud de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización del país (MONUSCO), que tiene desplegados en el país a más de 18.000 efectivos.
El enquistamiento del conflicto ha empujado a la Iglesia a implicarse en la promoción de la paz, con iniciativas como una visita por la región del cardenal Fridolin Ambongo, arzobispo de Kinshasha, en diciembre pasado. O el informe que la Conferencia Episcopal del país (CENCO) presentó unas semanas después ante la Unión Europea, en el que pedían a la comunidad internacional una investigación independiente sobre los ataques de grupos armados en el este del país, aparentemente vinculados a una «infiltración de los ruandeses» y a la «explotación y el tráfico ilícito de minerales».