Gentes: Mercedes Mayordomo, franciscana Misionera de María (en Sembrar)
Los niños son unos grandes contemplativos, y en la adoración eucarística absorben la presencia de Jesús con gran candor y naturalidad. Somos los mayores los que tenemos más dificultad, por nuestros razonamientos. Los niños hoy necesitan silencio y se encuentran muy bien en él; ellos mismos te dicen que les da mucha paz. Su oración es verdaderamente lo que llamamos oración del corazón. ¡Qué hermoso es oír hablar al Espíritu Santo por medio de ellos!
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