Tanto Idígoras y Pachi, en la viñeta que ilustra este comentario, como Abel Hernández, en el artículo que publicó, hace unos días, en La Razón, bajo el título Salida provisional, lo han sintetizado, de manera insuperable. Escribía Abel: «Los tres tenores del PSOE no consiguen levantar al público de sus asientos. Ninguno de los tres, pase lo que pase el domingo, ofrece novedades capaces de generar ilusión desbordante entre las bases del partido y mucho menos en el conjunto de la sociedad española. Hasta ahora no han ofrecido una sola idea brillante y original sobre los grandes asuntos nacionales». Lo que pasó el domingo ya lo saben ustedes: las portadas y los editoriales de los periódicos lo han condensado y explicado así: parece que el PSOE apuesta por la moderación y por el centrismo; parece que nace un nuevo líder socialista para el cambio imprescindible; parece que en la política, del rey abajo, ha comenzado a darse paso a una nueva generación que lo tiene verdaderamente crudo, aunque no tanto como lo tuvieron sus padres y no digamos ya sus abuelos.
Ideas nuevas, lo que se dice nuevas, ni una. En cuanto a generar ilusión desbordante, yo al menos me daría con un canto en los dientes si fuesen capaces de generar ilusión a secas y sin más, aunque sólo fuera en ese solar en ruinas que han pintado Idígoras y Pachi. De todos modos, si yo fuera Rajoy, empezaría a olvidarme de hacer el don Tancredo, arte en el que, desde luego, nadie le negará una maestría digna de mejores causas. De todos modos, habrán observado ustedes que, al menos dos de los tres tenores del PSOE, comenzaron a tirarse los trastos a la cabeza, ya antes del domingo pasado, y a recordarse las diversas y variopintas cajas por las que han pasado; pero en lo que no dos de los tres, sino los tres, estuvieron y están de acuerdo, curiosa y nada sorprendentemente, es en el aborto y en desear y prometer que los tres acabarían con el Concordato entre la Iglesia y el Estado, ese Concordato que según ellos sigue existiendo, porque en la LOGSE y similares no les enseñarían cosas de provecho, pero el resentimiento y el rencor a la Iglesia católica aprendieron a considerarlo, los tres, entrañable, o sea, visceral, cerril, analfabeta y suicidamente imprescindible.
Dos muy lúcidas observadoras y analistas de la vida pública española, Isabel San Sebastián y Esperanza Aguirre, han subrayado, estos días, que a España le sobran políticos y le faltan principios, y ya es conocido el pánico cerval que quienes se mueven sólo por intereses sienten hacia quienes se mueven por principios; de manera que no importa, efectivamente, que todo lo que dicen los populistas de todo a cien sea mentira podrida; basta con que consigan que haya gente que se lo crea, aunque sea de buena fe. Y en esta querida y zarandeada España no cabe un tonto útil más dispuesto a creerse, de buena o de mala fe, e incluso dispuesto a aplaudir con las orejas, lo que le echen los profesionales echadores de mentiras. No faltan malabaristas de la comunicación que destilan sibilinamente que, con Pedro Sánchez, el Apolo de Tetuán -ganó el guaperas y que se mueran los feos-, ha llegado la izquierda sin sectarismo, la socialdemocracia tranquila y bla, bla, bla. No es verdad, pero colará, y si no, al tiempo. En Bruselas ya no se fía nadie del guapera que firma una cosa y hace otra; pero, mientras tanto, y por si acaso, en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense -sí, la que fundó el cardenal Cisneros y ahora rige, es un decir, el hijo de Carrillo- ya han cerrado la capilla. Molesta la capilla, molesta Dios, molesta e incomoda a las conciencias, a todas: ¿Pero qué es eso de rezar, en el siglo XXI? Lo que hacen falta son aulas para sembrar ideología cutre y rancia en las jóvenes mentes limpias e ilusionadas que puedan quedar todavía. Sobra la Cruz, molesta, recuerda tantas cosas…; sólo presidirá las juras, las promesas no, y si hay que maquillar la Ofrenda al Apóstol, se recurre hasta al aniversario del trágico accidente ferroviario en Galicia, el año pasado, y ya está…
Ya que la palabra indulto está en danza, los líderes de UGT y de Comisiones Obreras quieren un indulto general para condenados en huelgas y no faltará alguien que, disfrazado de juez, se lo conceda. El Gobernador del Banco de España, por no saber, ni siquiera sabía que existía Gowex -¿cómo va a saber esas cosas el Gobernador del Banco de España?- Por lo demás, tiene que ser Antonio Burgos -ese Pemán de hoy- quien escriba, en ABC: «Si la derecha piensa en el PSOE y el PSOE piensa en Podemos, ¿quién piensa en España?» Pero, maestro, ¿qué es eso de pensar en España? ¡Si estamos de vacaciones, hombre…!