La formación profesional, esa rama despreciada de las políticas de educación en los últimos treinta años, puede ser un elemento clave para enriquecer el tejido económico empresarial y contribuir a la solución de unos insoportables niveles de desempleo juvenil y unos crecientes problemas de reconversión profesional en España.
En un debate patrocinado por la Cátedra de Ética Económica y Empresarial de la Universidad Pontificia Comillas, el capítulo de Madrid de la Fundación vaticana Centesimus Annus – Pro Pontifice (CAPP) ha presentado el 27 de abril un documento de reflexiones y preguntas estratégicas sobre Formación Profesional, ¿respuesta al desempleo juvenil?. El grupo sitúa sus planteamientos en el contexto actual de la economía española desde los puntos de vista educativo, empresarial y legal. Lo hace a la luz del pensamiento social de la Iglesia católica, es decir desde una visión global de la persona y de su derecho a un trabajo digno.
En la presentación intervinieron Rosalía Serrano Velasco, Directora General de Formación Profesional del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte; Javier López, Secretario de Formación de Comisiones Obreras; Miguel Garrido de la Cierva, Secretario General de la CEIM; y el profesor Agustín Blanco de la Cátedra JM Martín Patino, UP Comillas. Introdujo la sesión el arzobispo monseñor Claudio Maria Celli, asistente internacional de la Fundación CAPP. El trabajo del grupo fue presentado por Jesús Avezuela, letrado del Consejo de Estado y Director General de la Fundación Pablo VI. Moderó el debate Alfonso Carcasona, responsable del grupo madrileño de CAPP.
Para que asuma su papel central en la educación juvenil y en los procesos de reconversión, y teniendo en cuenta la transformación en curso en la demanda de trabajo, será necesaria una flexibilización de la formación profesional reglada y un impulso nuevo a iniciativas de colaboración público-privadas, en las que las empresas deben asumir un papel importante si, como se afirma a menudo, la formación continua para el cambio es un elemento esencial de su responsabilidad corporativa. Un esfuerzo especial es necesario para tener en cuenta la participación de empresas pequeñas y medianas. Las instituciones de formación profesional concertada, muchas de ellas nacidas de iniciativas religiosas, y la experiencia acumulada, por ejemplo, en el País Vasco aportan ejemplos reales de colaboración entre instituciones educativas y empresas que pueden marcar las líneas de un modelo de formación profesional dual adaptado al contexto de la economía española.
Ante el amplio consenso sobre ese diagnóstico entre fuerzas sindicales, empresariales y del Estado, el grupo madrileño de Centesimus Annus – Pro Pontifice se propone continuar su acción para promover un mejor conocimiento de la formación profesional, aumentar su prestigio, y activar el debate sobre su adaptación a los nuevos contextos tecnológico y económico.
Antonio Camuñas