80 años después… - Alfa y Omega

…y 130 hasta ahora mismo, los transcurridos desde que León XIII diera a la luz la encíclica Rerum novarum y que Pablo VI acertadamente celebrara las ocho décadas desde su publicación con la carta apostólica Octogesima adveniens. Es el mejor recorrido que pudiera hacerse de la conexión y el compromiso de la Iglesia católica con el mundo actual y del que, como bien recuerda Pablo VI, son hitos imprescindibles las encíclicas Quadragesimo anno, Mater et Magistra, Gaudium et spes y Populorum progressio. Dicho de otra manera, es el testimonio del compromiso permanente del cristiano con el mundo que le rodea. Con la modernidad, si se quiere. La de antes, naturalmente. Pero también la de ahora. Siempre bajo la luz espiritual y racional del Evangelio.

La carta apostólica de Pablo VI, de 1971, constituye un poderoso y sorprendente reclamo sobre una realidad que sigue siendo la nuestra: la urbanización, los jóvenes, la mujer, los trabajadores, las víctimas de los cambios, la discriminación, el derecho a la emigración y al trabajo, los medios de comunicación social y el medio ambiente en un contexto en el que se reclama justicia, libertad, participación en la sociedad política, y entre otras cosas, un frontal rechazo del marxismo y una duda sobre el liberalismo sin limitaciones.

También es un poderoso recordatorio para que el cristiano, y en verdad cualquier ciudadano responsable, haga de la «realización del bien común» el tema central de su vida y de su obra. Sin olvidar una reivindicación de las formas democráticas en las que los ciudadanos puedan comprometerse con un sentido participativo y comunitario al tiempo que reconoce y recomienda el «pluralismo en la acción» y la posibilidad de que una misma fe cristiana «pueda conducir a compromisos diferentes». Un texto matizado, sugerente, casi profético, que bien pudiera servir para los hombres y las mujeres de buena voluntad del tiempo presente. Sean o no cristianos.