Belén y José Miguel salvaron su matrimonio gracias a un COF diocesano: «Que la gente no tenga miedo de acudir a un COF» - Alfa y Omega

Belén y José Miguel salvaron su matrimonio gracias a un COF diocesano: «Que la gente no tenga miedo de acudir a un COF»

Belén y José Miguel son malagueños, llevan 16 años casados y tienen un hijo. Después de una crisis en la que vieron muy cerca la posibilidad de separarse, acudieron al Centro de Orientación Familiar de Málaga y salvaron su matrimonio. «Esta crisis nos ha servido para renovar nuestra relación», dicen

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: Archivo personal de José Miguel Núñez

Belén, José Miguel, ¿cómo empezó vuestro matrimonio?
Belén: Desde el principio teníamos muy claro que queríamos ser padres, pero al cabo de dos años nos dijeron que iba a ser casi imposible. Eso fue muy doloroso pero nos entregamos a la voluntad de Dios.

José Miguel: Y a la parroquia también, dimos charlas en cursillos prematrimoniales…

B.: Sí, porque la fecundidad de un matrimonio no es solo carnal.

Y os decidisteis por la adopción…
B.: En 2005 empezamos el papeleo de la adopción. Cuando nos dieron a nuestro hijo, Daniel, fue una alegría inmensa, un regalo de Dios. Pero nuestro matrimonio se fue resintiendo un poco, de un modo sutil.

J. M.: Coincidió también que falleció mi madre, y tuve tensiones laborales. Se juntó todo, y eso provocó un desequilibrio. Pensé en la separación e incluso hice cuentas para ver lo que me iba a costar el piso, etc. Me distancié de Belén y de Daniel. Estaba en casa pero era como una sombra. Hablaba solo lo imprescindible.

B: Nuestro hijo se daba cuenta, aunque no tenía ni 4 años. Por eso cuando dicen que hay que separarse por el bien de los niños no estoy de acuerdo, porque los niños no quieren a sus padres separados.

¿Tú cómo vivías aquello por lo que estaba pasando tu marido?
B.: Yo quería a Juan Manuel, me casé para quererlo y amarlo siempre. Yo sabía que algo le pasaba, ¡pero a los hombres les cuesta tanto trabajo comunicarse! No podía llegar a él. Pensé en dar la patada y separarnos. Me desahogué con el médico de cabecera, que habló con él. Fue al psicólogo y recibió tratamiento para la depresión.

J. M.: Pero el año pasado tuve otra crisis y me dio el bajón otra vez. Yo había recibido tratamiento y había mejorado individualmente, pero nuestra relación no estaba fortalecida.

B.: Yo ya tenía el saco muy lleno de agravios y exploté. No podía tirar más del carro. Le conté nuestra crisis a la psicóloga del colegio y nos recomendó ir al COF de Málaga.

J. M.: A mí me costó ir e iba de uñas. Nos empezamos a echar los agravios el uno al otro delante de Santiago, el director del COF. Nos dijo: «Tenéis la base, pero no estáis centrados en vosotros». Sabíamos mucho la teoría del matrimonio, y dábamos cursillos, pero no la aplicábamos a nosotros.

B.: Nos decía que cuando nos decíamos las cosas tirábamos a dar, y eso hace mucho daño. En el COF nos aconsejaron cortar las discusiones con el humor, para apagar el fuego.

J. M.: Yo también estoy aprendiendo a expresar mis sentimientos. Es fundamental, porque los hombres nos solemos reservar nuestras emociones.

¿Creíais que esto os podía pasar cuando os casasteis?
B.: Nunca se nos pasó por la cabeza, con la cantidad de charlas y de formación que hemos recibido, con toda la ayuda de Dios que hemos tenido… Pero nosotros nos casamos para amarnos en las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad. Nos casamos para hacer feliz al otro. Si esto nos ha ocurrido a nosotros que estamos de cara a Dios, a los que no lo tienen: ¡qué soledad más grande! Cuántos matrimonios se podrían haber salvado…

¿Cómo estáis ahora? ¿Qué habéis descubierto el uno del otro?
J. M.: Esta crisis nos ha servido para renovar nuestra relación. Ahora estamos con una nueva ilusión.

B.: A mí el José de ahora me gusta más que el que conocí de novios. En este tiempo, he visto que yo he sido muy egoísta porque quería una idealización del matrimonio: yo quería que él fuera como yo quería. He visto que por amor a mí ha hecho un esfuerzo para entenderme y conocerme, para sacar sus emociones… Me encanta el José de ahora, me hace reír, he descubierto cosas suyas que desconocía.

J. M.: Yo he descubierto en ella a una persona muy sacrificada, que ha tirado del carro de nuestra familia en momentos duros. He visto su sacrificio, su comprensión. Estaba ahí a pesar de pasarlo mal. Fue ella la que buscó ayuda. He visto toda su ilusión por nuestro matrimonio, todo su amor por mí y por nuestro hijo.

¿Recomendaríais el acudir a un COF si hay algún problema?
J. M.: El COF es también para problemas pequeños, no solo para los gordos. Es una pena que muchos matrimonios vayan directamente al divorcio. Para nosotros el COF ha sido una experiencia muy bonita. Que la gente no tenga miedo de ir a un COF, porque allí solo hay gente que te va ayudar.