500 cristianos de Gaza podrán ir a Belén y Jerusalén por Navidad: «Necesitábamos este respiro ya» - Alfa y Omega

500 cristianos de Gaza podrán ir a Belén y Jerusalén por Navidad: «Necesitábamos este respiro ya»

Israel ha concedido a los cristianos palestinos de la Franja de Gaza 500 pases para poder celebrar la Navidad junto a sus familiares y visitar Belén y Jerusalén

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Gabriel Romanelli, junto a varios jóvenes de su parroquia frente al mar de Gaza. Foto cedida por Gabriel Romanelli.

«Esperábamos esta noticia como agua de mayo. Necesitábamos este respiro ya, sobre todo después de lo que hemos sufrido este año»: el que habla al otro lado del teléfono es Gabriel Romanelli, un sacerdote argentino encargado de la única parroquia católica que hay en la Franja de Gaza. Romanelli se refiere a los 500 pases que el Gobierno de Israel ha decidido otorgar este año a los fieles de su comunidad y a los ortodoxos con motivo de la Navidad. Se trata de una medida habitual por estas fechas que, sin embargo, se suspendió hace dos años al escalar el conflicto entre israelíes y palestinos.

Precisamente hace apenas unos días, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, hacía púbico un duro informe sobre la situación del pueblo palestino en esta parte del mundo. Bachelet habla de una situación «desastrosa» que afecta ya a cuatro millones de personas. Concretamente, denuncia el bloqueo terrestre, marítimo y aéreo impuesto hace 15 años por Israel, lo que provoca a día de hoy «severas restricciones a la circulación y al acceso de personas y bienes y servicios esenciales, incluida la atención médica especializada», lo cual genera «un inmenso sufrimiento» en la población.

Junto a ello, la alta comisionada alerta sobre los numerosos asesinatos de palestinos por las Fuerzas de Seguridad israelíes, así como por los colonos armados, «que son cada vez más», para al final reclamar que «solo el fin de la ocupación puede traer una paz duradera».

«Menos es nada»

«Ahora la situación está más tranquila; al menos no hay bombardeos por las noches», se resigna Gabriel Romanelli. «Se ve a la gente más animada, aunque las cosas están tan mal por el embargo que la sensación de paz es muy frágil», lamenta.

El sacerdote argentino valora algunas inversiones que se han hecho en la zona para ayudar a la reconstrucción, «pero son algo cosmético». Hay asociaciones que están intentando realizar proyectos de mayor envergadura, «pero todo va a depender de las relaciones entre Israel, la Autoridad Nacional Palestina y los responsables de la Franja».

En medio de esta situación, los 500 pases concedidos por Israel son un soplo de aire fresco para la comunidad cristiana, inmersa ahora en mucha actividad «espiritual y social» para paliar los traumas de esta guerra. «Aquí muchos han comprobado que una sola bomba te puede cambiar la vida; en mayo, sin ir más lejos, cayeron aquí cientos de bombas», dice el párroco.

Con estos visados, Gabriel espera «que se normalicen y estabilicen las relaciones entre las autoridades», a lo que va a ayudar el hecho de que, por primera vez, se darán sin límite de edad, pues antes se excluía de este beneficio a los varones entre 16 y 35 años. «Nosotros hemos presentado una lista con 760 personas candidatas a recibir un pase, y los ortodoxos otras 150. No vamos a poder salir todos los que somos, pero al menos muchos podrán ir a visitar a sus familiares fuera de Gaza, o acudir a Jerusalén o Belén por Navidad». Por eso, aunque aún no se conocen los nombres y eso genera «incertidumbre» entre lo cristianos, «menos es nada», se consuela el párroco de Gaza.

De momento, mientras las autoridades israelíes dan a conocer los nombres de los seleccionados, la comunidad espera, pero no de forma pasiva. «Tenemos diez grupos funcionando a tiempo completo en tres frentes», asegura Romanelli: «la oración, con Misa, adoración y rosario; la formación, para mantener nuestra identidad cristiana, y una labor muy bonita que incluye juegos, diversión y actividades juntos, que nos fortalezcan como comunidad». Esto último incluye también una dimensión caritativa a través de un fondo común al que colaboran los propios fieles, «para ayudar a las familias pobres, que en realidad aquí son la mayor parte de la población».