Peregrinos de todo el mundo acompañan a sus cardenales en el consistorio - Alfa y Omega

Peregrinos de todo el mundo acompañan a sus cardenales en el consistorio

Día soleado y aplausos de asistentes de todo el mundo para recibir a los nuevos miembros del colegio cardenalicio

Álvaro Real Arévalo
La plaza de San Pedro durante la ceremonia. Foto: CNS.

En su homilía durante el consistorio de este sábado, el Papa Francisco asemejaba el colegio cardenalicio con una orquesta sinfónica. La diversidad y la composición de sonidos de los diferentes instrumentos es lo que se ha podido ver en la plaza de San Pedro.

El Papa llegaba en silla de ruedas al altar, en torno a las 09:45 de la mañana, poco antes de que diera comienzo la procesión de entrada con los cardenales. 20 grados de temperatura daban la bienvenida al Santo Padre, a los nuevos cardenales y a todos los presentes, en lo que podría denominarse como una atípica mañana de otoño y a la vez una típica mañana del veranillo de san Miguel.

Una gran ceremonia con presencia de autoridades, de diplomáticos, de otros cardenales de todo el mundo y con la asistencia de muchos fieles de los países de origen de los nuevos cardenales. Un ambiente de universalidad que reflejaba la «sabia composición de los diferentes instrumentos», como diría momentos después el Papa. Sonidos diversos que contribuyen al proyecto común.

El cardenal Robert Francis Prevost, que ha recibido la diaconía de Santa Mónica, ofrecía el mensaje de agradecimiento de los cardenales. En línea con lo que posteriormente ha dicho el Papa Francisco, se comprometían a la escucha: «Es necesario aprender a escuchar con los santos».

Posteriormente el Papa Francisco ha ido nombrando uno a uno a los nuevos cardenales que se fueron poniendo de pie ante el aplauso de los presentes. Destacaron entre los más aplaudidos el cardenal Francisco Javier Bustillo, que ha recibido el título de Santa Maria Inmaculada de Lourdes, y el primer cardenal de Sudán del Sur, Stephen Ameyu Martin Mulla, que recibió el título de San Gema Galgani. Se veían muchas banderas de Sudán del Sur y a un buen grupo de peregrinos originarios de este país. Un nutrido grupo de familiares acompañaba también al nuevo cardenal colombiano, Luis Rueda Aparicio, muy aplaudido en el momento de ser mencionado su nombre y su título: San Lucas en via Prenestina.

El cardenal José Cobo —Iglesia Nacional Española de Santiago y Montserrat— y el cardenal Ángel Fernández Artime —Santa Maria Auxiliadora en via Tuscolana—recibieron el birrete y el cardenalato con palabras y confidencias del Pontífice, «que guardo para mí», ha dicho el arzobispo de Madrid al salir de la ceremonia.

Los jóvenes y los portugueses presentes ofrecieron el sonido de sus aplausos ante el nombre del responsable del comité organizador de la JMJ de Lisboa, Américo Alves Aguiar —ahora titular de San Antonio de Padua en via Merulana—. El nombre del patriarca latino de Jerusalén, el franciscano Pierbattista Pizzaballa —San Onofrio—, también fue recibido con algún que otro sonido de júbilo, ante los que esgrimía una pequeña sonrisa.

Los 21 nuevos instrumentos del Papa Francisco para su «sinfonía» pasaron uno a uno saludando a los demás cardenales presentes y comenzaron así a integrarse en la «orquesta» cardenalicia.

Una ceremonia corta, breve, pero muy intensa que ha tenido su continuidad, como el calor reinante del día, en las visitas de cortesía que han permitido a las autoridades —y también a los fieles— saludar y conocer a los nuevos cardenales en un clima de cordialidad. El prólogo perfecto para comenzar —el próximo 4 de octubre— la Asamblea General del Sínodo sobre la sinodalidad.

Peregrinos de todas las partes del mundo

Francisco Molina estudió en el Colegio Retamar, ha ido muchos años a la parroquia Santa María de Caná y ahora frecuenta la iglesia del Cristo de la Salud. Tras seguir la celebración del consistorio en la plaza de San Pedro, se siente muy satisfecho con la creación como cardenal de José Cobo porque «nos va a representar a todos y en el futuro podría ser Papa». Al ver las procedencias de los 21 nuevos purpurados, le ha «encantado la diversidad geográfica, es una señal de que la Iglesia llega a todas partes, apoya a todo tipo de personas y es un medio para conseguir la felicidad».

Melchor y Alexia, pamplonicas y de paso por Roma solo por turismo, fueron por casualidad al consistorio y se encontraron con que el Papa estaba creando cardenal a un paisano suyo, Francisco Javier Bustillo, arzobispo de Ajaccio, en Córcega. «Es demasiada fortuna junta, parece que alguien nos ha traído aquí», opina ella. Su marido bromea: «Es como si nos hubiera iluminado san Fermín». Están en la ciudad por un regalo que les hicieron sus hijos, pero se acercaron a la plaza de San Pedro al escuchar en la COPE que la celebración estaba teniendo lugar. «Pensamos que no nos dejarían entrar y los guardias nos dirían que no estábamos acreditados, pero aquí estamos», cuenta Melchor.

El padre Michael Rasello, de Sudáfrica, ha venido a Roma para apoyar a su cardenal Stephen Brislin, arzobispo de Ciudad del Cabo. «Es un momento de alegría para nosotros tener a uno de nuestra tierra que nos haga orgulloso», dice. «Este es nuestro segundo cardenal ahora mismo, el primero es Wilfrid Fox Napier, pero estamos muy contentos», añade.

Elena y Ferdinando son de Ravello, de donde es arzobispo Claudio Gugerotti, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales y ahora también cardenal. Han desplegado una pancarta con su nombre. «Lo conocemos desde hace 20 años, él nos casó y bautizó a nuestros hijos Filipo y Andrea». El último no ha venido a San Pedro porque solo tiene un año y medio. «Realmente pensamos que el nuevo cardenal es una persona muy especial».

Agniezka y otros cien jóvenes de Polonia jalean cuando se nombra a Grzegorz Ryś. «Somos de Łódź, la diócesis nuestro cardenal, hemos venido para estar con él en este gran día». Ya estuvieron con él en agosto durante la JMJ de Lisboa y para muchos «es nuestra primera vez en Roma».

Silvia Ardito es italiana, pero ondea una bandera de Palestina en la plaza de San Pedro. Está allí por Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén. Como es desde 2015 voluntaria de la asociación Gelmini, una agrupación italiana que presta servicio en Tierra Santa, lo conoce personalmente. «Vamos a Belén, donde ayudamos a algunas hermanas». También se ocupan del mantenimiento de Getsemaní, donde todos los años en noviembre les toca recoger aceitunas. En cada una de sus visitas come en Jerusalén con Pizzaballa y su secretario personal, «le hacemos la piadina, que es un plato italiano que le encanta».

Stanslaus Clement es sursudanés, pero vive en Roma desde hace casi 30 años y trabaja en un taller. «Queremos apoyar a nuestro nuevo cardenal, Stephen Ameyu Martin Mulla, estudió aquí hace 20 años, en el Pontificio Colegio de San Pedro Apóstol y ahora ha vuelto». Stanslaus aclara que, cuando Sudán y Sudán del Sur eran un solo país, «teníamos al cardenal Gabriel Zubeir Wako», pero desde su independencia en 2011 el nuevo Estado no había tenido ninguno. El arzobispo de Juba supone el primer purpurado para Sudán del Sur, que sigue buscando una solución a la violencia. «Tenemos una comunidad muy unida a pesar de tantos problemas. Espero el cardenal traiga la paz a mi país, la gente de norte a sur, desde Malakal hasta Nimule, necesitamos la paz».

RELACIONADO