Voluntaria en el Economato Solidario de Cáritas Madrid: «Nos llaman mayores que tienen miedo de ir a comprar» - Alfa y Omega

Voluntaria en el Economato Solidario de Cáritas Madrid: «Nos llaman mayores que tienen miedo de ir a comprar»

María José Medinilla es voluntaria desde el año 2016 en el Economato Solidario de Cáritas Diocesana de Madrid, un proyecto que comenzó hace seis años en Tetuán con el objetivo de dignificar la atención a las familias con necesidades de alimentación. Arrancó atendiendo a 40 familias y ahora casi llega a las 300. A María José, el coronavirus no la ha echado para atrás. Sigue ayudando en su gestión, como cajera «y lo que haga falta». Tanto el supermercado solidario como sus voluntarios se han adaptado a la crisis para seguir sirviendo de ayuda a las familias que viven de sus impresionantes descuentos

Marta Palacio Valdenebro
Foto: Marta Palacio Valdenebro

¿Cómo ha cambiado el economato en esta crisis?
La imagen del economato ha cambiado bastante. Las colas son enormes, obligamos a dejar un metro de distancia entre una persona y otra, llevamos mascarillas y guantes, hay restricciones en la entrada para evitar aglomeraciones y también en algunos productos, tenemos voluntarios más jóvenes y hemos sufrido algo de desabastecimiento.

¿Qué es lo que falta en las estanterías?
Aunque estamos dando a las familias todo lo necesario, hay días que tenemos problemas con el abastecimiento de productos concretos como el arroz, la harina y el papel higiénico. Estamos luchando por conseguirlos, pero a veces es imposible abastecer a todos porque las familias se lo llevan en cantidades enormes.

¿El coronavirus ha provocado cambios en los hábitos de consumo?
Sin duda. Además de comprar más productos básicos como el arroz, las legumbres o la harina, ha descendido el consumo de dulce y de caprichos como las galletas o los aperitivos. Estamos viendo que cuando hay escasez se buscan comidas que alimenten y sean baratas. También escasean algunos productos de limpieza, como la lejía. Supongo que se debe a que la gente está limpiando más, para desinfectar correctamente. Y por primera vez hemos tenido que racionalizar un producto: el papel higiénico. En cada compra solo dejamos comprar cuatro rollos.

¿Cómo están atendiendo a las familias que acuden a hacer la compra?
Lo primero que hay que explicar es que son familias previamente seleccionadas por las parroquias de la zona. Es decir, que han acudido a Cáritas de su parroquia por falta de recursos y que, tras comprobarse esta carencia, se les ha concedido esta ayuda, que consiste en poder hacer la compra en este supermercado en el que solo se paga el 20 % del precio de mercado. Desde el economato hemos organizado a estas familias y tienen unos días fijos al mes para venir a comprar. De esta manera evitamos aglomeraciones y velamos por la seguridad, tanto de las personas que vienen a comprar como de los voluntarios que atendemos. Los fines de semana llamamos a las familias y les damos el día de la semana que pueden venir. Hasta ahora, las familias hacían una compra semanal; ahora lo hacen quincenalmente y se pueden llevar el doble de productos.

¿Hay cambios en las familias?
Sí, hay caras nuevas. Esto se debe a que hay muchas personas mayores muy asustadas, que necesitan hacer compra pero les da miedo salir a hacerla. En estos casos estamos ayudando de muchas maneras: o buscamos la fórmula para hacérsela llegar, o permitimos que recoja su compra la persona que ellos nos dicen (algo que habitualmente no dejamos) y que suele ser un nieto o un vecino.

También estamos viendo a familias que están viniendo por primera vez muy agradecidas y asombradas de los descuentos. Y en general, mucho cariño y agradecimiento por seguir abriendo. Este supermercado es la única forma que tiene para comer mucha gente en Madrid. En lo que va de año hemos atendido a cerca de 300 familias.

Y el personal, ¿cómo os estáis adaptando para poder atender esta demanda?
Cuando se decretaron el Estado de alarma y las recomendaciones de quedarse en casa para evitar contagios, muchos voluntarios, por tener una edad más que respetable o por padecer alguna enfermedad crónica, tuvieron que dejar de venir. Así se lo pedimos. En su lugar hemos recibido nuevas incorporaciones; la mayoría son jóvenes que han respondido a la llamada que se hizo desde Cáritas Madrid. Son chicos y chicas majísimos que están teniendo experiencias estupendas y que ya nos han dicho que, a partir de ahora, vamos a poder contar con ellos siempre.