Francisco pide ayuda al Cristo que salvó a Roma de la Gran Peste
El Papa ha ofrecido la Misa de este lunes por las familias confinadas por la pandemia de COVID-19, para que sepan «descubrir nuevas expresiones de amor, de convivencia». El domingo, se trasladó ante las imágenes de María Salus Populi Romani y ante el Cristo de San Marcello al Corso
En la Misa que celebra en la capilla de Santa Marta, el Papa Francisco ha pedido este lunes en especial por las familias. Ante la situación de confinamiento debida a la pandemia de COVID-19, el Santo Padre dirigió su pensamiento a «las familias encerradas, a los niños que no van al colegio, tal vez ni los padres pueden salir; algunos estarán en cuarentena».
Para todos ellos, ha pedido que Dios les ayude a «descubrir nuevos modos, nuevas expresiones de amor, de convivencia». Estos días son además, subrayaba, «una ocasión hermosa para reencontrar los verdaderos afectos con creatividad».
Visita a Maria Salus Populi Romani
El domingo por la tarde, el Pontífice intensificó su oración por esta intención y por todos los demás afectados por la emergencia sanitaria y por quienes luchan contra ella. Lo hizo rompiendo el confinamiento que él mismo ha asumido estos días y dirigiéndose en peregrinación a dos importantes iconos religiosos para los católicos romanos.
Siempre siguiendo las recomendaciones de las autoridades públicas, su primera parada lo llevó a la basílica de Santa María la Mayor, para rezar ante la imagen de María Salus Populi Romani que allí se venera. En el año 593 el Papa Gregorio I la llevó en procesión para acabar con la peste, y en 1837 Gregorio XVI la invocó para acabar con una epidemia de cólera.
Es bien conocida, además, la devoción de Francisco a esta imagen, a la que también alude en la oración que ha compuesto por el fin de la pandemia. Francisco va allí no solo con motivo de las grandes fiestas marianas, sino que también quiere hacer una pausa de oración antes de salir para los viajes internacionales, y regresa allí inmediatamente después de aterrizar, para dar gracias.
El Cristo de la Gran Peste
También muy significativa fue la segunda etapa de esta salida dominical, que el Papa hizo a pie: la iglesia de San Marcello al Corso, donde se conserva un antiguo y venerado crucifijo de madera que data del siglo XV. Los expertos lo consideran el más realista de Roma. San Juan Pablo II lo abrazo en la clausura de la Jornada Mundial del Perdón durante el Gran Jubileo de 2000.
Pero sobre todo es célebre por haber librado a Roma de la peste. Las muchas tradiciones de milagros atribuidas al «Santo Crucifijo» comenzaron el 23 de mayo de 1519 cuando un incendio, durante la noche, destruyó completamente la iglesia. A la mañana siguiente todo el edificio se había reducido a escombros, pero de entre las ruinas emergió intacto el crucifijo del altar mayor, al pie del cual aun arde una pequeña lámpara de aceite.
Tres años después, Roma fue golpeada por la Gran Peste. El pueblo llevó el crucifijo en procesión hasta la basílica de San Pedro, logrando superar incluso las prohibiciones de las autoridades, comprensiblemente preocupadas por la propagación del contagio. La procesión duró 16 días: del 4 al 20 de agosto de 1522. A medida que la procesión avanzaba, la peste daba señales de regresión, por lo que cada distrito trató de mantener el crucifijo el mayor tiempo posible.
Al final, al volver a la iglesia, la plaga había cesado por completo. Desde 1600, la procesión de la iglesia de San Marcello a San Pedro se convirtió en una tradición durante el transcurso de los años santos. En el reverso de la cruz están grabados los nombres de los diferentes pontífices y los años de los jubileos.
En ambos templos, según la nota distribuida por el Vaticano, Francisco «imploró la curación de los muchos enfermos, recordó a las muchas víctimas de estos días y pidió que sus familiares y amigos encuentren consuelo y alivio. Su intención también fue por los trabajadores de la salud, médicos, enfermeras y a aquellos que en estos días, con su trabajo, garantizan el funcionamiento de la sociedad».
Semana Santa sin fieles
También el domingo por la tarde la Prefectura de la Casa Pontificia anunció que las celebraciones de Semana Santa «tendrán lugar sin la presencia» de los numerosos peregrinos que tradicionalmente pedían participar en los ritos. Pero —añadió el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni— «todas están confirmadas. En la actualidad se están estudiando formas de aplicación y participación que respeten las medidas de seguridad establecidas para evitar la propagación del coronavirus», y que se darán a conocer cuando sea oportuno, teniendo en cuenta también cómo evolucione la situación.
De momento, hasta el 12 de abril, domingo de Pascua, tanto las audiencias generales como el rezo del ángelus (ese día ya Regina caeli) tendrán lugar sin la presencia de peregrinos y se retransmitirán en
Vatican News / Redacción