Así es el Cónclave - Alfa y Omega

Así es el Cónclave

María Martínez López
Ilustración: Asun Silva

El proceso en el cual se elige Papa se llama cónclave. Esta palabra viene del latín, y significa con llave. Se llama así porque los cardenales –los obispos que eligen al Papa– se encierran en el Vaticano para hacerlo. Los Cónclaves empezaron en 1216. Como los cardenales tardaban mucho en elegir Papa, el pueblo decidió encerrarlos para que se dieran prisa, y también para que los reyes no intentaran influir en su decisión. A pesar de esto, unos años después, hubo un Cónclave -que se celebró en Viterbo- que duró tres años. La gente empezó a dar a los cardenales sólo pan y agua, y hasta les quitaron el tejado para que pasaran frío y se dieran más prisa. Ahora mismo hay 206 cardenales, pero en el Cónclave sólo participan los cardenales que tienen menos de 80 años, a no ser que estén enfermos y no puedan acudir. En esta caso, serán 115 los electores. De ellos, 28 son italianos, y cinco españoles.

Antes de empezar, se celebra la Misa Pro eligendo Pontifice (para elegir Pontífice), en la que se pide la ayuda del Espíritu Santo. Es después cuando se encierran sólo los cardenales electores, y no pueden tener ningún contacto con el exterior. Viven en la Casa Santa Marta, y las votaciones son en la Capilla Sixtina. El primer día por la tarde ya hay una votación; los demás días, dos por la mañana y otras dos por la tarde. Para que alguien sea Papa, hace falta que consiga dos tercios de los votos. Cuando en una votación alguien los tiene, se le pregunta si acepta ser Papa, y con qué nombre.

Al final de cada mañana y de cada tarde, los papeles de las votaciones se queman con paja, y el humo sale por una chimenea para que se vea desde fuera y se sepa cómo van las votaciones. Si se ha elegido Papa, el humo es blanco porque no se ha añadido nada a la estufa donde se queman. Si no, se añade una sustancia para que el humo sea negro. Además, tocan todas las campanas, y la gente va a la Plaza de San Pedro a recibir al nuevo Papa. Mientras, él se viste de blanco, y reza un rato con los demás cardenales. Luego, uno de los cardenales sale al balcón y anuncia en latín: «Os anuncio una gran alegría: tenemos Papa».