19 de marzo, solemnidad de San José. «Que todos sean devotos de este glorioso santo»
«Quien no hallare maestro que le enseñe oración», tome a san José por maestro «y no errará en el camino», recomienda santa Teresa de Jesús, en el Libro de la Vida. Asegura la santa de Ávila que este «glorioso santo» socorre en todas las necesidades, pues el Señor, «así como le fue sujeto en la tierra, así en el cielo hace cuanto le pide»… La abadía de San José de Clairval, de Borgoña, recoge éste y otros textos en Id a José, editado por Traditions monastiques
Y tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él. (…)
No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso santo, tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que, así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía el nombre de padre, siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide.
Esto han visto otras algunas personas a quien yo decía se encomendasen a él, también por experiencia: y aun hay muchas que le son devotas de nuevo, experimentando esta verdad. (…)
Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido persona que de veras le sea devota y haga particulares servicios, que no la vea más aprovechada en la virtud; porque aprovecha en gran manera a las almas que a él se encomiendan.
Paréceme, ha algunos años, que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío.
Si fuera persona que tuviera autoridad de escribir, de buena gana me alargara en decir muy por menudo las mercedes que ha hecho este glorioso santo a mí y a otras personas; mas por no hacer más de lo que me mandaron, en muchas cosas seré corta, más de lo que quisiera; en otras más larga que era menester. En fin, como quien en todo lo bueno tiene poca discreción.
Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas; que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el niño Jesús, que no den gracias a san José por lo bien que les ayudó en ellos. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino. Plega al Señor no haya yo errado en atreverme a hablar en él; porque aunque publico serle devota, en los servicios y en imitarle, siempre he faltado; pues él hizo, como quien es, en hacer de manera que yo pudiese levantarme y andar, y no estar tullida, y yo, como quien soy, en usar mal de esta merced.
Teresa de Jesús