14 nuevos sacerdotes, este año
En la Cadena COPE, con ocasión del Día del Seminario, Javier Alonso Sandoica ha entrevistado a nuestro cardenal arzobispo:
Señor cardenal, se celebra el Día del Seminario, y el lema de este año es Pasión por el Evangelio.
Pasión por Cristo, es verdad, el Evangelio es Él, es la Buena Noticia que Dios nos ha enviado al mundo. El Hijo que se hace carne y muere por nosotros en la cruz, y triunfa sobre el pecado y sobre la muerte resucitando. Eso es el Evangelio, la Buena Noticia. Por tanto, tener, sentir el Evangelio, ganas y pasión para comunicarlo a los demás, es amar a Cristo, conocerle, dejarse querer por Él.
En el curso actual son más de doscientos los seminaristas que están en los Seminarios Conciliar y Redemptoris Mater, y la JMJ ha sido oportunidad para una siembra apostólica vocacional…
Sí, pero de todos modos no creo yo que ya haya tenido repercusión directa, tan pronto, en el Seminario de Madrid; ha aumentado un poquito, respecto al año pasado, pero nos venimos moviendo estos últimos años, casi podemos decir 15 años, desde que se partió la diócesis en tres, Madrid, Getafe y Alcalá de Henares, allá a comienzos de los años 90, partición que en el seminario se consuma en mi primer año de arzobispo de Madrid, el curso 1994-95, o el segundo incluso, el 95-96. Por esos números hemos andado hasta ahora; un año un poquito más, otro un poquito menos. Yo espero que se note mucho más el año que viene la siembra vocacional de la JMJ, que vaya calando, a lo largo del curso, en los grupos, de oración, de apostolado, de vida cristiana, parroquiales, no parroquiales, de movimientos…, y que eso se note más el año que viene. De todo modos, tenemos que dar gracias a Dios por el número de seminaristas que el Señor nos concede; este año, en la ordenación de presbíteros serán 14, y el año que viene los diáconos van a ser 27 o 28. Será, pues, una ordenación, este año de diáconos, y el que viene de presbíteros, muy numerosa.
Y hablando de la JMJ, dentro de nada tenemos la peregrinación a Roma de la archidiócesis.
Queremos profundizar en el surco abierto, y queremos regar la semilla depositada en la tierra buena que fue la JMJ, una tierra de Iglesia excelente como pocas veces se vive. El Domingo de Ramos que sigue inmediatamente a la JMJ es la ocasión de ir a Roma, a dar gracias al Santo Padre, por todo lo que nos ha regalado con la JMJ. Haremos la peregrinación a Roma de jóvenes, y no tan jóvenes, y allí participaremos en la celebración del Domingo de Ramos, y estaremos también en la audiencia especial que nos concede el Santo Padre, el lunes, para recibir a los peregrinos de Madrid. Vamos a decirle: «¡Gracias, Santo Padre!», porque realmente, aparte de lo que es teológicamente innegable, y no sólo innegable, sino gozosamente afirmable, que necesitamos nosotros de él, de vivir a fondo el primado de Pedro, la forma concreta con que este sucesor de Pedro ha llevado adelante la JMJ de Madrid, esa entrega, esa generosidad, esa finura de espíritu, esa especie de valentía apostólica, como la de Pedro y la de Pablo, nos ha ayudado mucho a que la siembra del firmes en la fe, arraigados y edificados en Cristo diese tanto fruto. Le queremos dar gracias también con el coro y la orquesta de la JMJ, y con la música y la alegría, que ya presentimos gozosa del domingo siguiente, que es el Domingo de Resurrección.
La Misión Madrid
Y también dentro del Plan Pastoral para jóvenes 2011-2013, ¿no?
Efectivamente, se está preparando, pero dentro ya de un Plan, de mayor alcance, que ya titulamos como Misión Madrid. Queremos, en los dos cursos que vienen, por lo menos, las tres diócesis —Getafe y Alcalá se unen a nosotros— convertir la vida y la acción de la Iglesia en Madrid como en una especie de gran misión, que tendrá mucho de ordinaria, pues se tratará de mejorar lo que hacemos: las catequesis de los obispos son semanales, en todas las parroquias de Madrid, la gran Vigilia de los jóvenes en la Almudena, que es todos los años, las celebraciones de las Primeras Comuniones, Confirmaciones, en la catedral también habituales, todos los años, cuando llega el tiempo correspondiente.
Lo ordinario lo queremos vivir más a fondo: las visitas pastorales, la presencia en los medios, etc. Queremos reforzar esa renovación de la presencia ordinaria con impulsos extraordinarios típicos de misión, de misión explícita; también en el campo de la cultura, de la universidad, de la vida intelectual; también de la acción social, en la que el testimonio de la Iglesia en Madrid es de una cercanía a los pobres de una generosidad y una entrega digna de ser valorada más que positivamente.
Y, para esa nueva evangelización en la Misión Madrid, lo que hace falta son nuevos evangelizadores…
Claro, hablar de nueva evangelización, sin evangelizadores, es ya una pura vaciedad de términos. Sin buenos evangelizadores no se consigue el objetivo de la nueva evangelización. La buena noticia de Cristo resucitado es para siempre noticia buena, joven, fresca y alegre; pero hay que renovarla en su forma, en su expresión, en sus métodos, como decía el beato Juan Pablo II; y tiene, sobre todo, especial urgencia en los países que la conocieron y la olvidaron; o mejor dicho, la negaron, como pasa en muchos países de Europa, de antiguas, de milenarias raíces cristianas. Ahí hay que hacerlo de nuevo, hay que evangelizar de nuevo, pero con más dificultades, con mayores dificultades que cuando los apóstoles en la tradición hispana. Para eso necesitamos evangelizadores, y buenos evangelizadores. Y los primeros evangelizadores son los sucesores de los apóstoles, los presbíteros. Los sacerdotes son absolutamente vitales para la nueva evangelización; sin ellos, no hay nueva evangelización.