100 años de Virgen rociera coronada - Alfa y Omega

100 años de Virgen rociera coronada

La Hermandad Matriz de Nuestra Señora del Rocío celebra el centenario de la coronación canónica de la venerada imagen de la Virgen, con el lema Reina del Rocío, caminar con María hacia Cristo. Coincide con el 25 aniversario de la visita de san Juan Pablo II al Rocío, el 14 de junio de 1993, y con el 50 aniversario de la terminación del nuevo santuario del Rocío

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Procesión extraordinaria de la Virgen del Rocío por la aldea, en la madrugada del 7 al 8 de septiembre. Foto: EP

Los actos comenzaron con un triduo preparatorio el 4 de septiembre. El obispo de Huelva, monseñor José Vilaplana, leyó una carta del Papa emérito, Benedicto XVI, dirigida a cuantos se congregaron para celebrar con alegría y gratitud el centenario, firmada y fechada en el Vaticano el 26 de julio de 2018. Y el viernes 7 de septiembre se dio lectura al rescripto del Cabildo de San Pedro del Vaticano, datado el 8 de septiembre de 1918, autorizando la coronación. Esa noche, la Virgen hizo una procesión extraordinaria por la aldea, a la que acudieron más de 300.000 personas. Así se abría una apretada agenda de celebraciones que culminará en Pentecostés de 2019, cuando se cumplan los 100 años de la coronación, y se prolongará hasta mayo de 2020, con la venida de la Virgen a Almonte.

El programa de actos incide en la universalización del Rocío, en el compromiso evangelizador y caritativo, y en el crecimiento en el compromiso devocional de Almonte con su patrona. Incluye actos culturales, conferencias, exposiciones, publicaciones, mejora de las instituciones de caridad del pueblo y de la diócesis, composición musical conmemorativa, acciones en el ámbito educativo infantil, y actos propiamente divulgativos. Como recuerdo quedará en el patrimonio de la Virgen una corona, sufragada por las hermandades del Rocío y el traje completo inspirado en el de la coronación. La Penitenciaría Apostólica ha concedido un Año Jubilar, desde el 8 de junio de 2019 hasta el 7 de junio de 2020.

«Monumento nacional intangible»

Aunque la idea de la coronación había sido sugerida en 1915 por el párroco de Niebla, Cristóbal Jurado Carrillo, el verdadero promotor y realizador fue el canónigo lectoral de Sevilla y afamado novelista Juan Francisco Muñoz y Pabón en un artículo en El Correo de Andalucía del 25 de marzo de 1918, titulado «La pelota está en el tejado». Reivindicaba ese honor para la Virgen del Rocío, por la extensión de su culto por toda Andalucía. Ya hablaba de la devoción del Rocío como «monumento nacional intangible». A lo largo de ese año se hicieron todas las gestiones para conseguir motivar a las autoridades y a los devotos, que generosamente fueron donando para la corona oro y joyas, jornales de trabajo y ahorros de las familias. El cardenal de Sevilla, Enrique Almaraz y Santos dirigió las preces al Pontífice Benedicto XV, fechadas el 5 de julio de 1918, con un dossier titulado Historia de la devoción a Nuestra Señora del Rocío, que justificaba las razones de la petición. El Cabildo y Fábrica de la basílica vaticana era la instancia que autorizaba tan gran honor, desde la institución de las coronaciones canónicas por Alejandro Sforza Pallavicino, conde de Borgonovo, quien dispuso en su testamento de 1636 que parte de sus bienes fueran destinados a promover la coronación de las imágenes de María Santísima más veneradas de todo el mundo.

El rescripto de concesión lo encabezó el cardenal Merry del Val, arcipreste del Cabildo de la basílica de San Pedro del Vaticano, que dio su voto favorable el 11 de agosto. La corona de la Virgen fue labrada por el joyero Ricardo Espinosa de los Monteros, según el modelo de la Inmaculada grande de la catedral. La del Niño se hizo en la joyería de Sobrinos de Reyes, y fue donada por Juana Soldán. No menos importante que las coronas fue el manto bordado ofrenda de los Montpensier, y no le queda a la zaga las sevillanas que compuso Muñoz y Pabón, que se siguen cantando cada año en la Misa pontifical de Pentecostés: «Salud de los enfermos, / Rosa temprana, / Estrella refulgente / de la mañana; / Pomo de aromas; / Lirio de las marismas; / ¡Blanca Paloma!».

La solemne ceremonia tuvo lugar el 8 de junio de 1919, en el Real del Rocío. Acudieron las once hermandades filiales que existían entonces. Del desarrollo de la devoción rociera a lo largo de este siglo es testimonio el número de hermandades filiales. De once se ha pasado a 121, más las hermandades no filiales aún, que suman 47, doce asociaciones rocieras –seis de ellas internacionales–, y el millón de peregrinos que acuden a la romería. La ermita ha sido declarada santuario nacional por la Conferencia Episcopal Española. Está asociada a la basílica de Santa María la Mayor de Roma, y goza de sus mismos privilegios e indulgencias.

Recordemos, finalmente, que la visita de san Juan Pablo II marcó un itinerario de devoción profunda y evangélica, que la hermandad matriz quiere llevar a cabo. La meta la marcó el Santo Padre con su ya famoso deseo: «Que todo el mundo sea rociero».

Manuel Jesús Carrasco Terriza
Secretario canciller del Obispado de Huelva y director del Secretariado Diocesano de Patrimonio Cultural