Activistas exigen al Papa que se posicione contra la tauromaquia - Alfa y Omega

Activistas exigen al Papa que se posicione contra la tauromaquia

Organizaciones antitaurinas piden al Pontífice en un comunicado que condene las corridas de toros, mientras que expertos en doctrina católica ponen el foco en «el diálogo y no la condena»

Ester Medina
Corrida de toros en Córdoba el pasado 19 de mayo
Corrida de toros en Córdoba el pasado 19 de mayo. Foto: Miguel Ángel Salas.

«La tauromaquia es un pecado. Pídele a tu sacerdote que la condene», es el lema de la campaña liderada por la organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA). Después de desplegar anuncios en prensa y vallas publicitarias de Italia, han sacado un comunicado en el que piden al Papa Francisco que condene las corridas de toros y las denuncie como un espectáculo «cruel y anticristiano».

La organización argumenta que la tortura y muerte de animales, muchas veces en el contexto de celebraciones religiosas, son incompatibles con los principios de piedad y caridad cristiana. En el contexto de esta campaña, la plataforma La tortura no es cultura, que aglutina a 47 organizaciones contra el maltrato animal en espectáculos públicos, ha recordado que la tauromaquia fue prohibida en 1567 por el Papa Pío V a través de la bula De salutis gregis Dominici. En declaraciones a Europa Press, han indicado que esta bula nunca llegó a ser derogada y que en el documento dice que «quedan prohibidas las corridas de toros, ya sean en honor de los santos o de alguna solemnidad de la Iglesia».

Sin embargo, diversos expertos en doctrina católica matizan la cuestión. Juan Antonio Álvarez-Pedrosa, director del Instituto Universitario de Ciencias de las Religiones de la Universidad Complutense de Madrid, ha destacado que Pío V publicó dicha encíclica «pensando, no tanto en el bien de los animales, sino más en la protección de los seres humanos que morían en los espectáculos del momento».

En declaraciones a la agencia, afirma que «desde el punto de vista canónico, se puede decir que la bula de Pío V está derogada por dos disposiciones posteriores», ya que sus sucesores Gregorio XIII y posteriormente Clemente VIII suavizaron la condena inicial. Refiriéndose al catecismo y a cuestiones dogmáticas, Pedrosa asegura que «no hay ninguna condena a la asistencia a las corridas de toros», e invita a tratar el tema bajo el principio de san Agustín: «En lo necesario se requiere unidad, en las cosas dudosas, libertad, y en todo, caridad».

En esta misma línea, Jesús Sánchez, profesor de teología y director de la Unidad de Ecología Integral de la Universidad Pontificia Comillas, señala que «la Iglesia no condena, y que debe dialogar con el mundo», recalcando que esta es una buena oportunidad para hablar e integrar los Objetivos de Desarrollo Sostenible en clave cristiana. «Siempre desde el diálogo, no desde la condena», reitera Sánchez, que además hace alusión a la sensibilidad de acompañar los procesos. La doctrina social de la Iglesia se ha ido fraguando con el paso de los siglos, apunta.

«Hay que ver la doctrina social a partir de la ecología integral y a partir de la encíclica Laudato si, del Papa Francisco, que dice que hay que respetar a los animales “enormemente” y que también advierte sobre la innovación biológica, investigación y experimentación con ellos», reflexiona Jesús. Incluso en el capítulo siete del catecismo de la Iglesia católica se puede leer que «es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas».