Nuevos cardenales. El horizonte universal de Francisco - Alfa y Omega

Nuevos cardenales. El horizonte universal de Francisco

Para Francisco el cardenalato no es «una promoción», «un honor» o «una condecoración». Al contrario, es un servicio que obliga a «ampliar la mirada y el corazón». Una convicción que el Papa dejó en claro ya en 2015 y ahora ha reforzado al anunciar que creará nuevos cardenales. Una lista de purpurados con varias sorpresas y un mensaje: recibir el birrete colorado no depende de la propia carrera eclesiástica ni de guiar las diócesis más prestigiosas, no es un premio ni el producto de las lógicas de poder

Andrés Beltramo Álvarez
Monseñor Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, en el campo de refugiados Juan XXIII (República Centroafricana)
Monseñor Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui, en el campo de refugiados Juan XXIII (República Centroafricana). Foto: AFP / Edouard Dropsy.

Desde hace semanas era un secreto a voces en el ambiente romano que pronto el Papa iba a convocar un consistorio cardenalicio. Por eso no sorprendió su anuncio oficial, pronunciado el pasado domingo al término del rezo del ángelus en la plaza de San Pedro. Como ocurrió en las dos ocasiones anteriores, el Pontífice mantuvo hermetismo total sobre los elegidos hasta el último momento.

Suman 17 los nuevos cardenales que serán consagrados el próximo 19 de noviembre, durante la vigilia del cierre de la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, con el cual concluirá el Jubileo Extraordinario de la Misericordia. De ellos, 13 cuentan con menos de 80 años; son electores y mantienen el derecho de ingresar en un futuro cónclave para elegir Papa. Los restantes superan esa edad y su distinción depende de una especial aportación a la Iglesia o una vida ejemplar.

Una selección personal y algo más que un simple acto de gobierno. Recorriendo los nombres de los electores se puede intuir que, con ellos, Francisco demuestra la voluntad de imprimir un rumbo pastoral a la barca de Pedro. De cercanía a la gente, de misericordia. Un sendero que mire más allá, que reconozca la necesaria contribución de las periferias. No como un intento de revanchismo, sino como una amplitud de miras.

De ahí la constante inclinación del Papa argentino a elegir cardenales de países considerados pequeños para la geopolítica moderna. Territorios ubicados en los márgenes del catolicismo, pero capaces de una aportación significativa. Como Bangladés, con 150 millones de habitantes y una abrumadora mayoría musulmana (89 %). El próximo año Patrick D’Rozario, el arzobispo de Daca, la capital, recibirá como cardenal a Francisco, quien ya anunció una visita apostólica a ese país asiático.

A él se suman los arzobispos de Port-Louis, de la República de Mauricio, Maurice Piat; y de Port Moresby en Papúa Nueva Guinea, John Ribat. El primero proviene de una pequeña isla en el extremo sur de África, a pocos kilómetros de Madagascar. El segundo de Oceanía, al norte de Australia.

También Dieudonné Nzapalainga, de apenas 49 años y que se convertirá en el integrante más joven del colegio cardenalicio. Él conduce la archidiócesis de Bangui, capital de la República Centroafricana, que el Papa visitó en noviembre de 2015 y donde inauguró anticipadamente el Jubileo de la Misericordia. Gracias a ese viaje, el país logró un acuerdo de paz que detuvo una sanguinaria guerra civil.

Pastores cercanos

Estos elegidos manifiestan que, para Francisco, no cuenta la fuerza del número, ni el prestigio o la relevancia mediática. Cuentan la entrega y el servicio desinteresado, también en aquellos lugares lacerados por la guerra. De ahí que haya decidido dar una sorpresa y elevar al cardenalato a un diplomático: Mario Zenari, nuncio apostólico de la «amada y martirizada» Siria. Él, como embajador vaticano, ha permanecido en el país durante todo el conflicto que ha dejado miles de muertos y desplazados.

Así como la distinción de Zenari resulta una apuesta por la paz, sucede lo mismo con Baltazar Porras Cardozo, arzobispo de Mérida, en Venezuela, un país partido por las confrontaciones políticas y sumido en una profunda crisis económica.

Un comentario particular merecen los tres nuevos cardenales de Estados Unidos. Se trata de la única potencia del mundo en recibir tantos purpurados con Francisco. Dos de ellos son obispos residenciales: Blase Cupich, pastor de Chicago, y Joseph William Tobin, de Indianápolis. El otro es Kevin Joseph Farrell, flamante prefecto de la apenas creada sección de la Curia Romana (dicasterio) dedicada a los Laicos, Familia y Vida.

Los tres representan el perfil que quiere el Papa para los obispos en aquel país: cercanos, pastorales, alejados del modelo de culture warriors (luchadores culturales) con que habían sido seleccionados los pastores de Norteamérica en las últimas décadas. Ese mismo criterio usó Francisco para seleccionar a los cardenales que completan la lista: Carlos Aguiar Retes, de Tlalnepanlta (México); Sérgio da Rocha, de Brasilia (Brasil); Jozef de Kesel, de Malinas-Bruselas (Bélgica) y Carlos Osoro Sierra, el arzobispo de Madrid (España).

Entre los cuatro purpurados no electores también se incluyeron sorpresas como el arzobispo emérito de Kuala Lumpur en Malasia, Anthony Soter Fernandez; los obispos eméritos de Novara (Italia), Renato Corti y de Mohale’s Hoek (Lesotho), Sebastian Koto Khoarai. Ninguno de ellos era famoso, ni sus nombres contaban en la política eclesiástica. Pero sus contribuciones merecían ser reconocidas.

Quizás la sorpresa más grande resultó ser el cardenalato para Ernest Simoni Troshani, sacerdote albanés de 88 años que estuvo detenido por la Policía comunista entre 1963 y 1990. Su aterrador testimonio conmovió hasta las lágrimas al Papa durante su visita a ese país en septiembre de 2014. «De verdad, escuchar hablar a un mártir sobre el propio martirio es fuerte, creo que todos estábamos conmovidos por estos testimonios que hablaban con naturalidad y humildad, y que parecían casi contar las historias de las vidas de otros», confesó después Francisco.

Con estos nombramientos, a partir del 19 de noviembre el colegio cardenalicio quedará compuesto por 228 cardenales, 121 electores y 107 no electores. Hasta ahora, en casi cuatro años de pontificado, Jorge Mario Bergoglio ha renovado un tercio del cuerpo elector del próximo Papa y ha creado un total de 44 electores. Apenas 12 menos que los nombrados por Benedicto XVI en el doble de tiempo.

Además Francisco ha modificado sensiblemente el equilibrio geográfico entre Europa y el resto del mundo. En 2013 más de la mitad de los cardenales que lo eligieron provenían del Viejo Continente. Pasados tres consistorios con su sello, los electores europeos quedarán en 54 y los extraeuropeos alcanzarán la cifra de 67. De ellos, 34 proceden de América, 15 de África, 14 de Asia y cuatro de Oceanía.

Los nuevos cardenales

Los 13 nuevos electores

  • Monseñor Mario Zenari. Nuncio apostólico en Siria
  • Monseñor Dieudonné Nzapalainga, CSSp. Arzobispo de Bangui (República Centroafricana)
  • Monseñor Carlos Osoro Sierra. Arzobispo de Madrid (España)
  • Monseñor Sérgio da Rocha. Arzobispo de Brasilia (Brasil)
  • Monseñor Blase J. Cupich. Arzobispo de Chicago (Estados Unidos)
  • Monseñor Patrick D’Rozario. Arzobispo de Daca (Bangladés)
  • Monseñor Baltazar Enrique Porras Cardozo. Arzobispo de Mérida (Venezuela)
  • Monseñor Jozef de Kesel. Arzobispo de Malinas-Bruselas (Bélgica)
  • Monseñor Maurice Piat. Arzobispo de Port-Louis (Isla Mauricio)
  • Monseñor Kevin Joseph Farrell. Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (Estados Unidos)
  • Monseñor Carlos Aguiar Retes. Arzobispo de Tlalnepantla (México)
  • Monseñor John Ribat. Arzobispo de Mort Moresby (Papúa Nueva Guinea)
  • Monseñor Joseph William Tobin. Arzobispo de Indianápolis (Estados Unidos)

No electores (mayores de 80 años)

  • Monseñor Anthony Soter Fernandez. Arzobispo emérito de Kuala Lumpur (Malasia)
  • Monseñor Renato Corti. Arzobispo de Novara (Italia)
  • Monseñor Sebastian Koto Khoarai. Obispo emérito de Mohale’s Hoek (Lesoto)
  • Reverendo Ernest Simonio. Presbítero de la archidiócesis de Shköder-Pult (Albania)