«El Señor pondrá los medios para que salga adelante»
«No tengáis miedo», «paz a vosotros», son las frases que más se repiten en los relatos de la Resurrección. La confianza y la paz acompañan a los que han experimentado a Jesucristo vivo y resucitado, a los que se fían de la Providencia
La de Valeska y Alfredo no es una historia de Providencia al uso. Ellos, «con nuestros más y nuestros menos», disfrutan de cierta solvencia económica. En su caso, el ponerse por entero en las manos de Dios llegó cuando hace casi cinco años esperaban a su segundo hijo, David, mientras la madre de Valeska se enfrentaba a un cáncer con un pronóstico de vida de pocos meses. Al final, en torno al séptimo mes de embarazo, no solo moría la madre de Valeska, sino también el padre de Alfredo, cinco días antes. Además, apenas dos meses después, David fue ingresado en la UCI nada más nacer con un neumotórax grave. «Le entubaron y le sedaron, y las mismas máquinas que habían acompañado a nuestros padres para una muerte serena, acompañaban ahora a nuestro hijo para posibilitar su vida», cuentan sus padres.
«Fueron diez días en la UCI en los que cada día los médicos nos decían lo mismo: “Las siguientes 48 horas son clave” –recuerdan Valeska y Alfredo–. Las dos visitas de 20 minutos que podíamos hacer transcurrían en un estado de oración sincera, de abandono en el Dios de la vida, en una oración sostenida en el silencio del corazón. La posibilidad de que se uniera a la Vida de sus abuelos era más que posible, pero la esperanza de poder tenerle entre nuestros brazos, de poder sostenerle y besarle, no nos abandonaba».
Vivieron esos días «abandonados a la Providencia del Señor», hasta que al final pudo recibir el alta. De aquella experiencia, David salió con una discapacidad, «pero con el brillo de ser alguien especialmente cuidado por Dios. Si hemos discernido ante el Señor, si nos hemos situado en verdad, deseando buscar su voluntad, Él pondrá los medios para que salga adelante, por muy amenazante que pueda parecer la realidad». Porque, para ellos, «David es amado y querido, un elegido de Dios».
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